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¿Es bueno que desaparezca el billete de 500 euros?


El BCE se ha quitado la máscara. La decisión de eliminar el billete de 500 euros, tras una sibilina campaña de intoxicación de la Opinión Pública que ha durado 5 años, revela a las claras que para el Banco Central Europeo la falsificación de moneda, colateral, es un gran negocio al que no está dispuesto a renunciar. En la cultura religiosa del mundo protestante, hoy hegemónica en el mundo, la satanización del otro es un recurso manido para su eliminación política y física. Señalar y criminalizar determinados chivos expiatorios es un instrumento para la inquisición de prácticas y creencias liberales y privadas.  Y da igual el estrafalario nombre con el que bauticen al “enemigo” para su pertinente caricatura.  No es baladí que ese trabajo de inquisición moral haya corrido a cargo de los siniestros marxistas luteranos que abundan ya en todos los países de la UE.

El billete de 500 euros dejará de imprimirse a partir de 2018 aunque seguirá siendo de curso legal. Una legalidad relativa en la medida de que deje de ser un billete “al portador” y obligará a los eventuales tenedores a tener que despelotarse ante cualquier administrativo bancario, funcionario en celo, o comisario político. La lógica fiduciaria sacará el billete de más valor y más seguro de la circulación mucho antes de que haya dejado de imprimirse su última remesa. No deja de ser irónico que la decisión que firma Mario Draghi convierta el billete más auténtico en falsa moneda.

El verdadero motivo de la condena es que el elevado valor facial del billete morado impedía su falsificación y facilitaba el ahorro. Es el único billete seguro y que ningún aprendiz de criminal, por torpe que sea, usaría nunca jamás para blanquear dinero “negro”. Tampoco es cierto que su valor sea excesivamente elevado: 500 euros de 2016 en España equivalen a 20.000 pesetas de 1997.  Para un austriaco, alemán o danés,  un billete de 500 euros es una propina que representa el 20% de un salario mínimo habitual.  Con 500 euros en España compras, por ejemplo, 200 kilos de aceitunas de mesa, y en Viena, 20 kilos.

¿Es bueno para España y los demás PIGS católicos y ortodoxos que el BCE criminalice el ahorro fuera del circuito bancario? La respuesta, obvia, es no. A los puritanos les bastará, en caso de crisis como la de Lehman Brothers o Deustche Bank, 10 minutos para colgarle el sambenito a cualquier entidad financiera solvente y provocar su liquidación.  Por rápidos que sean los clientes en retirar sus depósitos, solo lo podrán hacer con billetes de 20 y 50 euros.  Llegado el caso de montar el oportuno “corralito” para castigar y someter a las poblaciones del sur de Europa, será un jugo de niños justificar el cambio de moneda debido a la abundancia de “falsa moneda” que se emitió en paralelo con la “oficial”. Un negocio redondo.

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Pérdidas de Tesla Motors


Tesla Motors, Inc. reporto en el último trimestre del pasado año unas pérdidas netas de 889 millones de $ mientras que la inversión media de los accionistas durante el 2015 fue de 1000 millones de $, esto se traduce en un ROE de -88,9%. A pesar de lo negativa que pueda parecer esta noticia no lo es tanto ya que el principal objetivo de Tesla es el crecimiento y no la rentabilidad, por lo que es previsible que la compañía continúe invirtiendo en el futuro en propiedades, infraestructura, marketing y distribución.

Tesla es aún una empresa joven experimentando una fase de crecimiento explosivo, lo que explica que su objetivo no sea la rentabilidad. En su lugar estas empresas destinan el capital generado a través de acciones, para financiar el desarrollo de productos, campañas de marketing, la construcción de infraestructura, etc… El ROE de Tesla siempre se ha situado en valores de entre el -227% y el -19%.

Con pérdidas netas de 889 millones y unos ingresos totales de 4000 millones, el margen neto de Tesla fue del -22% en 2015, este valor es significativamente mayor que el -3.7% de 2013 y el -9.2% de 2014.

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El billete de 500 euros y el desastre de Panamá


ALMORANA

Un abuelo le regala a su nieto un billete de 500 euros para su comunión y le dice: “guárdalo”. La criatura había pensado hacerle caso y esconder el guarrillo en su habitación, pero sus padres, que han estudiado y que ven la tele todas las noches, le intentan explicar la diferencia entre dinero blanco y dinero negro y le aconsejan que lo lleve al banco.  No entiende nada, porque el billete que le ha regalado el yayo es morado.  El abuelo, disgustado, no dijo nada pero ya no le regaló ninguno más.  El caso es que pasaron uno años hasta que se acordó del dichoso billete en la cuenta. Quería comprarse un Smartphone  pero, sorpresa,  sólo quedaban 235 euros. Mamá  y Papá estaban enojados, decían palabrotas muy feas,  y el niño entendió entonces lo que le decía el abuelo.

No se entiende – o se entiende demasiado bien – el empeño de los políticos y comisarios del régimen en criminalizar el billete de 500 euros, hasta el punto de querer prohibir su tenencia. Por su propia naturaleza e importe es el billete más seguro de cuantos existen. Nadie va aceptarlo como pago salvo comprobar fehacientemente su valor o retirarlo directamente de una entidad financiera. Esa característica lo hace ideal para el ahorro, al margen de que la inflación que genera la actividad económica “desgaste” su valor real, y frena su circulación según el viejo principio de la Escuela de Salamanca: “La falsa moneda de mano en mano va, nadie se la queda”.

Con la filtración de los Papeles de Panamá, disfrazada de investigación periodística, se repite el movimiento que permitió acabar con el secreto bancario. El ex banquero Rudolf Elmer entregó a Julian Assange y Wikileaks varios discos con nombres de clientes que habían usado las cuentas en Suiza, entre 1990 y 2009, para evadir impuestos en EEUU, Alemania y Reino Unido. Después de aquella “revelación”, el contencioso fiscal entre EEUU y el gobierno helvético dio un giro de 180 grados.

Según los datos que se han publicado en diversos medios para adornar la noticia, la cantidad de dinero evadido por las “elites” políticas, culturales y empresariales a “paraísos fiscales” ronda los 25-30 billones de euros.  Puede parecer una cantidad “significativa” pero en realidad solo es una cifra “abultada”.  La guerra contra el fraude masivo y la filtración de “papeles”  no deja de ser propaganda  (ruido mediático) para “revalorizar” la moneda cuando los principales bancos centrales se han lanzado a una carrera loca para imprimir moneda ex novo.  Entre 2000 y 2016 ha crecido a un ritmo del 6% anual mediante el procedimiento de crear Deuda

Los aspectos morales y políticos del asunto son pura entretenimiento. Tiene su aquel que los santones de la izquierda que les perdonaban la vida a los sufridos contribuyentes de clase media hayan salido en los Papeles y no sepan dónde esconderse.  Los pobres mortales debemos hacer lo que predican pero no seguir su ejemplo. Ya se sabe: la carne es débil.

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UBER, kilómetro cero


La idea que transpira Madrid es que los ciudadanos se pasan el día circulando con el coche o viajando en el Metro. Es suficiente que se corte el tráfico rodado, como ocurrió en Bruselas el pasado 22 de marzo, para que una Ciudad entera se paralice. El sistema de gestión compartida del kilometraje urbano despliega la lógica oculta de un entorno que ha crecido hasta su límite natural. No caben más coches en las ciudades.  El aro de la M-40, si es que finalmente mide los 40 kilómetros prometidos,  se colapsaría definitivamente con 100.000 coches parados. Lo mismo con la M-30, la M-50 y con las casi 40.000 calles que componen el entramado viario de esos 600 km2 que llaman Madrid.

En teoría, una metrópoli como Madrid en la que tienen su sede el 40% de las 5.000 mayores empresas de España   genera suficiente actividad para mantener ocupada a una población de más de 3 millones de personas oficialmente censadas.  Pero de la teoría a la praxis, se plantea una serie de problemas logísticos. Ni los 3 millones de ciudadanos que viven extramuros pueden acceder con su coche a Madrid sin preparar un atasco monumental,  ni los 3 millones de habitantes de Madrid pueden sacar su vehículo del aparcamiento sin colapsar el tráfico.

La de UBER es un poco la misma lógica surrealista e interesada que impulsó a construir miles de compartimentos poco o nada estancos en los espacios públicos para “proteger” la salud de los no fumadores, en lugar de prohibir fumar. En lugar de favorecer el uso del transporte público y del taxi, se crea un incentivo perverso a la compra de vehículos privados infrautilizados con el pretexto de usarlos en común de un modo más eficiente.  Huelga decir que ganan los fabricantes de vehículos, los productores de petróleo, los intermediarios financieros y pierden consumidores, trabajadores y habitantes de las ciudades.

Por lógica, con 3 millones de unidades, el parque automovilístico en Madrid ocupa una superficie en reposo de 30 millones de m2.  Para los de letras: 30 de los 600 km2 de la capital de España.  Y para las maniobras de aparcamiento, necesita una superficie disponible exclusiva de 1.000 millones de M2.  En resumen: no se pueden mover. Dicho de otro modo:  se puede comprar, se puede admirar, se puede aparcar….y luego no se puede usar.  La solución UBER, muy al estilo protestante y puritano es: vamos a racionalizar el uso del coche que te has comprado pero que no vas a poder usar.  En un futuro no muy lejano, es posible que cada calle y vial debidamente privatizado cuente con su peaje y radar correspondiente.

El gran negocio de ciudades como Londres, París, Bruselas, Madrid o Barcelona salta a la vista. Si el 30% de su población mueve el coche a diario y recorre una media de 50 kilómetros, el consumo de carburante correspondiente asciende a 2.000 euros/año.  Para un municipio como Madrid, es un pellizco de 4.000 millones al año que equivale a todo su Presupuesto. El capitalismo anglosajón y protestante es pasear el coche.

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