Archivos de la categoría Análisis Económico

¿Son sostenibles las Pensiones Públicas?


España necesita 1 millón más de afiliados a la SS

Definir lo público. La pensión media de jubilación en España roza los 1000 euros al mes. Pero ¿qué es una pensión pública? Hasta los prolegómenos de la crisis monetaria en el año 2006, los conceptos eran relativamente claros.  Desde entonces, las diversas partidas presupuestarias para atender prejubilaciones nominales, viudedades, incapacidades y orfandades se han disparado un 45%, por encima de los 1.000 millones de euros al mes. Es representa, a su vez, el 40% de todo el incremento del gasto en pensiones contributivas de los últimos 8 años. Al ritmo actual, en muy pocos años el número de trabajadores que se hayan jubilado legalmente a los 65 años será inferior al 50% de todos los pensionistas.

Antes de que finalice esta legislatura, serán 10 millones los pensionistas contributivos. Simplificando la contabilidad: 1 millón de prejubilados, 1 millón de incapacitados permanentes, 2,5 millones de viudedades y 300.000 orfandades. Un tercio del gasto total corresponde a Barcelona y Madrid. Algunos datos de las series estadísticas son significativos. El mayor número de incapacidades laborales permanentes concedidas corresponde a la provincia de Barcelona, y prácticamente dobla a la segunda en la lista, Madrid, a pesar de contar con 1 millón menos de ciudadanos en el censo. Barcelona es también la que registra el mayor número de pensiones de viudedad y de orfandad.

La evolución del sistema de pensiones públicas en España desde el año 1981 ha estado marcada por las circunstancias políticas y económicas de la nación. Contrariamente a lo que se escucha y lee habitualmente, no se han producido grandes cambios en la tendencia histórica de las últimas 4 décadas. En periodos de bonanza, la proporción entre trabajadores afiliados a la SS y pensionistas se eleva ligeramente por encima de 2, y en época de crisis, cae a 1,7. Nada nuevo bajo el sol. El análisis de las series revela que esa ratio cae de forma brusca y luego se recupera de un modo muy lento. Para alcanzar el nivel previo a la recesión del 91-93 fueron necesarios más de 12 años de crecimiento continuado.

(c) Belge. InLucro

El Carry Trade y los fisiócratas


La agricultura produce bienes que valen más que el salario que cuesta producirlos. Es a grandes rasgos el principio de la Fisiocracia, la economía del Orden Natural. Uno de sus principales padre fundadores, Jacques Turgot influyó en todo el pensamiento de Benjamín Franklin. Su famoso lema “Laissez Faire” ha llegado hasta nuestros días, aunque ligeramente distorsionado. Turgot creía que cualquier torpe intervención racionalista y cartesiana estaba condenada a distorsionar los equilibrios preexistentes en cualquier sociedad.

Los Fisiócratas franceses no eran unos ingenuos optimistas: eran pensadores pragmáticos que estudiaron la economía de su época desde una óptica completamente diferente. Eran tan geniales que intuyeron con gran humildad que pocas decisiones podían mejorar el orden natural de las cosas. Creían que existía una generación de valor auténtica y otra derivada en forma de comercio, industria e incluso robo. Es un pensamiento económico tan moderno que resolvería por sí solo muchas aporías actuales del monetarismo y mercantilismo en el que estamos sumidos.

Una de las manifestaciones más divertida y delirante del monetarismo anglosajón actual, que ha arruinado ese experimento único en la Historia de la Humanidad que ha sido el Proyecto Europeo, es sin duda el famoso Carry Trade. Toma su nombre de un juego especulativo que consistía en tomar dinero prestado  a largo en Japón, al 0%, e invertirlo en Deuda Pública americana y europea al 5% a corto y medio plazo. Como disparar a un pichón atado. Tan lucrativo negocio llevó a la banca de inversión anglosajona y suiza a apalancarse y asumir riesgos monstruosos que acabaron estallando el 26 de febrero de 2007.

Que fuéramos uno de los escasos analistas en el mundo que avisara del desenlace de la Crisis Subrime ya en mayo de 2005 no nos confiere ninguna autoridad, solo evidencia que nuestro enfoque era correcto. La premisa era cierta entonces, lo era en 2010 cuando se instrumentó la crisis de Grecia, y lo sigue siendo hoy cuando el BCE pretende salvar al Deuschte Bank como la Fed salvó en su día a Citigroup: imprimiendo (falsa) moneda, día y noche. Con un agravante: la Reserva Federal nunca renunció al Imperativo de pragmatismo, y el BCE/Bundesbank castigó a las economías del Sur de Europa con su genuina Teoría del Riesgo Moral. Para intentar apuntalar el “valor” de sus propios instrumentos de Deuda y sus empresas, no se les ocurrió mejor idea que criminalizar a los deudores.

El actual Carry Trade que ha organizado el BCE/Bundesbank es mucho más perverso que precedente de Japón, en la medida en que castiga el ahorro REAL (Valor) de las personas para transferir recursos a directivos corruptos que han usado los balances de las empresas para saquear el sistema financiero en beneficio propio. Se han dedicado durante una década a importar masivamente deflación en Europa para alimentar una gigantesca burbuja comercial

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El Teorema Tricheto (I)


El Teorema Tricheto


Cuando Gutemberg inventó la imprenta no se podía imaginar la que había liado. Fue sólo un paso más en la larga marcha hacia lo que Pierre Theilhard de Chardin definió como “noosfera”, la humanidad organizada como un todo. Desde entonces, como diría McLuhan, otro fósil imprescindible del pensamiento moderno, cada arreón político o tecnológico deja fuera de juego a la mayoría de los contemporáneos, sin distinción de raza, credo o posición social. Ha vuelto a ocurrir. La fe ciega en el monetarismo radical anglosajón ha alumbrado una de esas metamorfosis que describía el genial pensador canadiense: ha hecho nacer el homo economicus, programado genéticamente para extrapolar la lógica de la rentabilidad hasta sus últimas derivadas. Si no se entiende esto, difícilmente se podrá conocer el alcance de la crisis subprime.

En un mundo sin fronteras interiores, dos son las cosas que viajan más deprisa que la luz: el rumor y la lógica. A penas ha surgido una duda en los confines de un desierto, que ya carcome los cimientos contables del banco más solvente. Si es posible, es verdad; si es verdad, ya es demasiado tarde. Como sabe, por otra parte, cualquier especulador. El nuevo mundo vive de las expectativas que es capaz de generar y sostener. He ahí una extraña paradoja. Nada tan difícil de sostener como la expectativa que crece a la velocidad del rumor. Es el Teorema Tricheto. Su enunciado es el siguiente: si la suma de la Riqueza Fiduciaria (RF) de la economía mundial crece a una tasa mayor que la suma de la Riqueza Real (RR), solo es una cuestión de tiempo que supere un límite superior más allá del cual su valor desaparece.

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Los Falsificadores (II)


Los falsificadores


En los trances en los que estamos – la quiebra definitiva del monetarismo – igual conviene recapitular. Tengo buenas razones para sospechar que la inmensa mayoría de nuestros contemporáneos se halla más confundida y desanimada que si intentara seguir en televisión el argumento de la serie Perdidos. No les queda otra. Les toca asistir a la tertulia que tienen montada los economistas, políticos y periodistas varios que se pelean por el micrófono para explicar la crisis que no vieron venir, e incluso negaron. No saben que palo de la baraja pinta, pero cantan las 40 con total desparpajo.

Empezaré por la anécdota de un pequeño contencioso, años atrás, con un creador de mercado cuyo nombre no quiero recordar. Sin entrar en detalles triviales acerca del fraude, cuando finalmente conseguí ponerme en contacto con la CNMV, descubrí que el funcionario que atendía amablemente mi reclamación, ni tenía conocimientos para entrar en el fondo del asunto, ni se planteaba hacerlo. No me enojé, al contrario: no hay nada más tranquilizador en este mundo que descubrir que los Reyes Magos son los padres. El tan cacareado control del mercado de los derivados en España – y por extensión lógica, de los mercados a secas – era/es, en el mejor de los casos, una ficción, y en el peor, una falacia. Cosas que se dicen para meterle “sólo la puntita” al inversor. Casualidad maravillosa, el propio Alan Greenspan lo confesaba esta semana: “Quienes confiamos en el interés de las instituciones prestamistas en proteger el patrimonio del accionista -incluido yo- estamos atónitos y no podemos creer lo que han hecho”. Créaselo, Sr Greenspan: la criatura está ya de 9 meses, redonda como una cebolla.

La crisis actual y lo que ha ocurrido – el cómo, cuándo y porqué – hay que explicarlo de manera que al menos lo entienda un niño de 8 años (o en su defecto, una niña de 6). A los adultos, ni intentarlo: nunca podrán entender y asumir su propia condición ciudadana a plena luz. Con el tiempo, el simple interés deviene irremediablemente interés compuesto.

El mecanismo del monetarismo y todos sus avatares se puede reducir al siguiente esquema simplificado: la división del trabajo de la falsificación de la moneda

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