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Bohemian Rapsody


Cine de verano. Hacía frío, pero era una cita ineludible. Queen, la peli. Me la perdí en su día, por pereza o por hastío. Demasiadas veces, la cartelera da repelús y no incita a desplazarse: ver cine por obligación o costumbre no es cine. Propaganda, tal vez. Hollywood y la potente industria musical de los EEUU son las piedras angulares de la Globalización. La PAX americana es cine mudo con la banda sonora de Sinatra.

Paul Anka se apropió, en plena guerra de Vietnam, de un título mítico de la canción francesa.  My way no es una simple versión de Comme d’Habitude. La reescribió por completo para Frank Sinatra. El éxito se hizo de esperar. Lógico: es un monumento edulcorado con letras ñoñas de un todo a cien. De una a otra, hay la distancia que va de una Francia que llora la pérdida de Argelia y la Indochina a una América que bombardea Camboya y Vietnam con Napalm.

El incipit de este análisis, que versa sobre lo que es y ha devenido el periodismo, tiene mucho que ver con Bohemian Rapsody. La actuación de Queen en el Live Aid de Wembley empezaba con la mítica e insuperable pieza de Freddy Mercury y acaba con la legendaria We are the champion at the word. Recordé de golpe el motivo de mi tesis doctoral. Inspirada por el festival benéfico que había organizado Bob Geldof para recaudar fondos a favor de Etiopía, se esforzaba por explicar cómo sería la comunicación en un futuro casi inmediato y cuál sería la función de la prensa en un mundo globalizado.No me equivocaba, y en aquel año de 1985 “inventaba” lo que hoy son Internet y las redes sociales.

Las imágenes de la hambruna bíblica en Etiopía se remontan a octubre de 1984. Un reportaje de Michael Buerk para la BBC daba la vuelta al mundo y comocionaba a Occidente, casi un año después de que el gobierno etíope solicitara ayuda alimentaria internacional. La tragedia bíblica en el único país africano que nunca había sido colonizado brindaba un debate político muy diferente al del SIDA o al de los Boat People. Facilitaba el reproche moral. No hacer nada propiciaba la hecatombe en el Cuerno de África. ¿Pero qué podía hacer el simple ciudadano, más allá de sentirse culpable y donar algo de dinero? La respuesta no es evidente: comprometerse con los valores de la incipiente Globalización, comprar el pack completo, sin rechistar. Un chute de puritanismo adulterado.

La lógica implícita de aquella pregunta permitía vaticinar, en los años 80, cómo sería el mundo nihilista que iban a crear los informáticos e ingenieros de Silicon Valley. Lo confirmaba Jarón Lanier en un libro reciente: los algoritmos tienen un marcado sesgo que refuerza todo lo negativo. Viene a decir que el Odio es adictivo… y más barato de producir que el Amor. La misma conclusión que este humilde servidor, tres décadas después.

La totalización del lenguaje, que Georges Orwell recreaba en Rebelión en la Granja y en 1984, se extrapola de los postulados del análisis marxista. El desarraigo del hombre urbano le deja sin palabras para “comunicarse” con el mundo natural que le rodea. Debe tomar prestadas palabras ajenas que para él no significan nada. Lo mismo, un Unicornio que un Caballo. La alienación política y religiosa que describe Karl Marx es un universo de referencias huecas, desprovistas de contenido real.

La propaganda sustituye la información por el sencillo procedimiento de reducir el número de palabras y simplificar la sintaxis. Sujeto, verbo y predicado. La jerarquía de la pirámide invertida, que le enseñan a todos los estudiantes de periodismo en el mundo, es una estupenda coartada para darle gato por liebre al lector. Sirve para reforzar los prejuicios morales y religiosos que le han inculcado a la chita callando. Lo típico y lo tópico que nos venden los publicistas y los tertulianos, con el método de la repetición. El titular determina y el eco de lo mismo predispone. Es pura fisiología: el cerebro tiende a procesar la información relevante de un modo automático. Cuando el semáforo se pone rojo, frenamos. Descubrimos lo nuevo, conocemos de un modo activo y luego reconocemos señales sin darnos cuenta.

El periodismo moderno, que entró en barrena con el desarrollo de la comunicación cibernética, ha devenido propaganda política y proselitismo religioso por la nula voluntad de las empresas a adaptar su modelo de negocio. Tan acostumbradas a vivir de las migajas de la política, al servicio de los más corruptos siempre, que no vieron la oportunidad. Al contrario: se cerraron en banda.

Nada hay más tópico que una canción, con su estribillo pegadizo. Escucharla mil veces en la radio, cantarla a coro en un concierto. Es una experiencia religiosa, si. Es el modelo que intentan imitar unos periodistas convertidos en telepredicadores. El éxito profesional al que aspiran, es dar la nota en verano.

El concierto de Wembley resultó ser un funeral.  Solo faltaba que cayera el Muro de Berlín para derramar unas lágrimas.  ¿Qué mejor idea que tocar Bohemian Rapsody, esa genialidad que la Industria musical no quería producir, que las radios no querían programar? En los últimos 30 años,  no se ha vuelto a producir ni un solo álbum de Rock And Roll que se pueda escuchar ni se ha publicado un sólo articulo de prensa que se deba leer.  Música de supermercado, periodismo de sala de espera.  

(c) Belge

 

 

¿Ha habido fraude electoral? The Imitation Game


La verdad está en los números. Viendo la peli sobre la vida de Alan Turing, el genio que construyó una computadora para descifrar la máquina alemana de encriptado, me vino a la mente una pregunta. ¿Sigue teniendo sentido la Democracia? La escena más interesante tiene que ver con la lingüística: cuando, por fin,  los británicos descifran el código alemán de Enigma, se dan cuenta que la Máquina de la Verdad que han construido no debe utilizarse para evitar los ataques y salvar vidas humanas, sino para confundir al enemigo. Salvar vidas humanas o intentar ganar la guerra. Touring y un pequeño grupo de matemáticos se convierten, literalmente, en Dios al tener que asumir la responsabilidad de decidir qué personas viven y mueren.  Su único propósito es sostener una Mentira  para que los nazis no se den cuenta que han sido descubiertos. Un Juego de Simulación, con beneficios estimados, sustituye la Verdad del Mundo Real, con sus víctimas inocentes.

La Democracia, como tal, es un sistema social de desempate. Los cinco ocupantes de un coche deben elegir dónde van a pasar unos días de sol y playa. ¿Gandia, Denia, Benidorm? Hasta que llegan a Valencia, no hay problema, la dirección es común y decide el conductor. El conflicto se plantea siempre en el último momento, a medida que se acerca “la última milla” y urge el corto plazo.

Las herramientas matemáticas del Big Data permiten ya conocer a los individuos mejor que ellos mismos. El análisis de datos puede predecir a quién va a votar el indeciso, que producto va a elegir y, sobre todo, cuando lo va a hacer. El ratón de laboratorio, en su laberinto, solo depende del estímulo. Cuando el consumidor entra “casualmente” en la tienda, la dependienta ya ha sido avisada  por un algoritmo que es probable que el cliente quiera comprar lencería fina para un regalo de cumpleaños, y qué dinero quiere gastar. El aún no lo sabe, pero su compra ya está decidida, en función de las existencias. 

La existencia de esa “Máquina de Control Social” se mantiene en secreto, por el mismo motivo lógico que no se reveló la existencia de la Computadora de Turing: preservar la Ilusión de la Libertad. ¿Qué sentido tiene la Democracia como mecanismo de desempate si se puede “estimular” la elección adecuada?  Nos enfrentamos a la misma problemática que  AlanTuring: A qué votantes estimular para que nadie sospeche de nada y se mantenga la Ilusión democrática? Si el voto del ciudadano se puede determinar mediante el estímulo adecuado, las elecciones se convierten en subastas amañadas. 

La verdad está en los números. La anomalía estadística en las pasadas elecciones del 28 de abril salta a la vista. La mente humana va más allá del cálculo. No sabemos cómo lo han hecho, pero intuimos que lo han hecho. En un reciente análisis sobre la Ley D’Hondt, he acuñado el concepto de Desviación Diabólica para acercarme a la idea de que una desviación  extrema, posible pero improbable, acaba por suceder mediante estímulos externos. No es lo mismo que  Pucherazo, concepto que implica una manipulación fraudulenta. El número mínimo de actas que PP, Cs y VOX podían obtener con 11,3 millones de papeletas y un 45% de los votos era, a priori, de 56 escaños “estructurales” y 90 escaños proporcionales. 146 en total. Obtuvieron 147. El número máximo (Desviación Milagrosa) era de 88 + 90=178 escaños.

Análisis de los Resultados Electorales en Ávila

 

Concepto 2019 2016 2015 2011 2008
Población 157.432 162.514 164.925 171.647 171.815
Censo 131.000 144.000 144.500 145.000 146.000
Votos 103.000 99.500 102.500 107.500 115.500
Abstención 26.100 32.200 29.800 35.200 28.200
Nulo 1417 1185 1232 1481 971
Blanco 720 715 742 1233 1156
PP 31.900 50.750 47.000 65.600 67.300
PSOE 26.300 19.100 20.100 24.200 40.250
CS (upyd) 19.000 14.000 15.900 8.200 1.628
VOX 14.600
IU-Podemos 7.700 12.400 11.900 4.800 3.000

 

Si extrapolamos las extrañas cifras de Ávila al conjunto de la nación, podemos intuir cómo han conseguido “estimular” a los ratones blancos en su laberinto. Lo primero que llama poderosamente la atención que se dispara la participación en base a una población que se ha hundido. Roza el 79% de Censo , casi 10 puntos más que en las elecciones de 2015 y 2016. Lo segundo, que el “tripartit ” pro catalanista (Psoe, Cs, IU) pasa de sumar 46.000 votos, un 32% de la población,  a 53.000 votos, un asombroso 40%. ¿Qué explica un vuelco tan brusco, cuando las campañas electorales de Ciudadanos y Podemos pueden calificarse de francamente malas?

Ávila es una plaza de laboratorio idónea para analizar qué ha ocurrido con el voto conservador del Partido Popular. El equipo de Pablo Casado ha hecho una mala campaña, y se puede observar con total nitidez cómo el 30% de su electorado más cabreado se le ha ido a VOX, la formación de Santiago Abascal. El resto de votos que echa en falta es despoblación: de 10 a 15.000 votantes menos en tan sólo 10 años, sin contar personas ancianas desplazadas a residencias y geriátricos de toda la Comunidad, que siguen figurando en los Censos de la provincia. La pregunta pertinente es: ¿De dónde han salido los votantes nuevos de Psoe y Ciudadanos?

El Caso de Ciudadanos es el que plantea más interrogantes. El partido de Albert Rivera, que patrocina La Caixa desde su creación en 2006, ha hecho una mala campaña y tropezó en Castilla y León con el pucherazo no esclarecido de Silvia Clemente. Prueba fehaciente de esa mala campaña y su incidencia notable es que la formación naranja ha  perdido la mitad de los votantes en su feudo catalán. ¿Por qué lógica política misteriosa iba a perder apoyos en Cataluña pero crecer sin motivos en otras regiones? El análisis de los datos de Ávila muestra que, contrariamente a lo que se ha querido vender en las televisiones del Lobby catalán, el voto  a Ciudadanos no ha salido del electorado tradicional del PP, sino de la abstención.

Pero: ¿Por qué prodigio sociológico  va a poder movilizar a los abstencionistas un partido político que hace una mala campaña electoral? En la provincia de Ávila, que ha perdido  10.000 habitantes reales en el último lustro, Psoe y Ciudadanos han conseguido sumar 12.000 votos más, de los que solo 4.000 votos podrían proceder de los simpatizantes de  IU-Podemos.  Es importante conocer su origen, ya que son los 5.000 votos extras que ha obtenido milagrosamente, los que le han dado a Ciudadanos un escaño, en detrimento de VOX.

En las 22 provincias pequeña que configuran la España Interior, vaciada y descapitalizada por esos urbanitas a los que quiere representar una formación como Ciudadanos, todos los españoles se conocen. Todos hablan con todos. Unos hablan más y otros menos, pero todos son conscientes del momento político y perciben las tendencias con mayor o menor intensidad. Como periodista y analista, debo decir que no he percibido ese trasvase de votos  hacia Ciudadanos y sí un creciente desencanto hacia lo que representa, en línea con lo que ha ocurrido en Cataluña.

No sabría decir de qué parte de la raya ha botado la pelota, y si ha habido fraude electoral o “desviación diabólica” mediante estímulos perversos. Las dudas estadísticas no bastan para aclarar si la pelota botó dentro o fuera. Pero el fondo, da igual. El partido se le ha dado por ganado al Psoe y a Podemos, y la formación que lidera Albert Rivera ya ha declarado que su principal objetivo para esta legislatura, más allá de servir al Lobby catalán, es acabar de liquidar al Partido Popular y propiciar una Reforma Feudal de la Constitución española.

© Belge