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Operación Bankia, o cómo reescribir la Historia de la Crisis


Entre 2006 y 2008, dediqué varios análisis y artículos a denunciar como la campaña de acoso y sabotaje que padecía el sector inmobiliario y la creciente politización de las Cajas de Ahorro ponían en riesgo la propia economía española. Las prioridades del gobierno de Zapatero eran claras: transferir recursos a Cataluña para rescatar a sus empresarios y ocultar a la Opinión Pública que los excesos de créditos concedidos sin ningún rigor y absoluta falta de ahorro habían dejado su sistema financiero al borde de la quiebra.

Es importante explicarle a la ciudadanía qué ocurrió en los años 2007 y 2008 y por qué ocurrió. Vengo sosteniendo desde antes de estallar la Crisis Subprime que la Crisis Financiera de las Cajas de Ahorro en España se pudo y debió evitar. Habría bastado contar con un gobierno íntegro, preocupado por el Interés General de los españoles. Pero no fue así, y los mismos que pusieron en marcha la Operación Bankia, engañando en su buena fe a Mariano Rajoy, intentan ahora blanquear el terrible pasado del PSOE y del Banco de España, entre otros responsables directos del desaguisado.

Para muestra un botón. En octubre de 2008, preguntaba:

“¿Hay que fusionar las Cajas de Ahorros …o ya no hace falta?

En algún momento, alguien deberá atreverse a formular la pregunta. ¿Qué está pasando en las cajas de ahorro españolas? Entre desmentidos y proclamas, el goteo de datos alarmantes está alimentando toda suerte de rumores. El increíble crecimiento de la morosidad de las cajas de ahorro en España en el último trimestre ha desatado algunas lenguas. Y por el humo podemos empezar a seguir el rastro del incendio. Fue Cristobal Montoro, en los pasillos del Congreso, el que se permitió incluso cuestionar la solvencia del sistema financiero en el supuesto teórico de que la morosidad estuviera al 5,5%. Pero ¿era tan teórico el supuesto? La crisis financiera ha llevado al Partido Popular de Castilla y león a proponer la fusión de todas las entidades de la Comunidad. Y a chocar directamente con oscuros intereses locales y nacionales.

La quiebra del sistema financiero internacional se está llevando por delante muchas convicciones y nos menos palabras. El presidente de la Confederación Española de las Cajas de Ahorro (CECA), Juan Ramón Quintás ha pasado de negar la necesidad de fusionar las 45 cajas provinciales a señalar que “las cajas españolas cooperarán y actuarán de forma conjunta para hacer frente a los problemas financieros que azotan la economía internacional”. Hace menos de un año, Quintás se ponía en lo peor, de cara a 2009, con un ratio de morosidad del 3%. En las últimas declaraciones publicadas, señalaba un preocupante 5,5%. Sea cual sea la proyección que se haga, lo cierto es que la situación se está deteriorando mucho más deprisa de lo previsto en el peor de los escenarios.

La culpa de la delicada situación financiera de muchas cajas la tiene el delicado momento que atraviesa el sector inmobiliario. ¿O no? Lo que podría estar en tela de juicio es la politización y los criterios de gestión de dudosa profesionalidad, si no fuera porque el caos financiero actual les brinda otra ocasión más de hacer de su capa un sayo. En la prensa generalista de los últimos días se podía leer la descripción de algunas de esas prácticas “dudosas”, como es la concesión de generosos préstamos a compradores con escasas rentas y patrimonio. Y ahora toca reclamar deudas de hasta 1 millón de euros a clientes con nóminas de menos de 800 euros.

John Jairo, el coordinador de la plataforma Ahorcados por las Hipotecas Impagables, que agrupa ya a más de 3.000 personas, señala que algunos afectados llegaron a esa situación animados por algunas inmobiliarias que incluso les aconsejaron avalar a compatriotas a los que no conocían y con los que hoy comparten una deuda. Los miembros de esta plataforma de afectados también están denunciando ante los juzgados de Madrid abusos de algunas cajas y bancos que, como CajaMadrid, les han retenido la nómina ilegalmente para hacer frente al pago de los créditos. Jairo explica que los afectados ya han ganado dos demandas.

¿Son suficientes los mecanismos de control financiero de las Cajas en España? ¿Crees que las cajas de ahorro en algunas provincias y regiones de España han abierto la mano más de la cuenta en la concesión de hipotecas? ¿Crees que se han dado hipotecas en algunas cajas a sabiendas de que no podrían pagar? ¿Si las cajas están gestionadas por políticos con criterios políticos, ante quién deben responder? ¿Crees que hay demasiados intereses locales inconfesables para que se puedan llevar a cabo las fusiones de las Cajas de Ahorro? ¿Con el Plan de Rescate masivo, siguen siendo necesarias las fusiones, o pueden seguir igual que antes?

© Belge. Octubre 2008

Deudas ilegítimas


Nos prestaron falsa moneda, nos reclaman oro de ley.  Con la creación de la Unión Monetaria, Alemania inundó el continente de crédito comercial. Se tardan años de estudio y oficio en poder precipitar en forma de aforismo sencillo una realidad conceptual compleja.

En los últimos años de la década de los 90, me debatía personalmente entre la ilusión sentimental y la duda intelectual.  Aunque mi corazón europeísta se alegraba de participar del nuevo proyecto histórico, creo que fui  de los escasos analistas españoles que dieron la voz de alarma.  Acuñe una expresión ( “Tenemos que defendernos del Euro” ) que me valió muchas burlas en distintos foros de Internet.  Poca gente entendió el concepto, y mucha menos aún la puso en práctica.

Hace unos años, encontré en las hemerotecas muchas de los artículos  que escribió el Gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo. En ellos deja patente su preocupación por el impacto que tendrá la conversión en el sector financiero, y en concreto en las Cajas de Ahorro. Dichas ideas no llegaron a la Opinión Pública. Al contrario. Un grupo de ex alumnos del Profesor Rojo, sindicados en torno a Zapatero, se mostró siempre proactivo y beligerante a favor de acelerar la transición de nuestra economía y sistema financiero al Euro.

En todo juego de estrategia, existe un patrón universal: en algún momento, toca decidir si es prioritario defender y consolidar la posición, o bien atacar y tomar la iniciativa. En detrimento del planteamiento político y moral de gentes como Manuel Conthe, Miguel Sebastián o  García Montalvo,  en los años 2001 y 2002 no tenía disculpa desconocer los efectos que tuvo anclar la economía argentina a una moneda fuerte como el dólar americano.  Todo lo que han sostenido desde entonces sobre el Euro y el sector constructor en España pasa por obviar las catastróficas consecuencias que acarreó la corrupta Ley de Conversión del Austral impulsada en Argentina por Domingo Cavallo.

Mi planteamiento y el de una pequeña minoría de aficionados al relato económico en los albores de Internet, es que tocaba defenderse. La situación de Argentina iba a empeorar y no existía ningún razón de peso para que en España no ocurriera algo parecido cuando se implantara el Euro como moneda oficial.  El recuerdo de aquellos debates no me ha permitido nunca ser benevolente con ninguno de los asesores de Zapatero y sus aliados, capitaneados por Luis Ángel Rojo.  En todo momento supieron de la importancia del envite y del riesgo que suponía para la gente más humilde y para las empresas españolas. Pero, al igual que le pasó a la clase política argentina, debieron valorar más otro tipo de circunstancias.

Al profano que no sabe latín, solo le hablan en su propia lengua para sermonearlo, nunca para contarle los ritos de la sagrada misa. La pequeña empresa endeudada y el propietario hipotecario pasaron de la noche a la mañana de deber unos pocos millones de pesetas a centenares de miles de euros fuertes.  Los 20 millones de pesetas de una línea de tesorería o de la compra de un piso representaban una cuota neta para la economía familiar de 80.000 pesetas al mes y el ahorro del alquiler.  Una cantidad inferior al 20% de los ingresos medios del hogar al principio del préstamo y al 10% al cabo de 10 años.

Tras dos años de política monetaria “blanda y laxa”, que tenía como finalidad  evitar que los ciudadanos tomaran consciencia del engaño sufrido, el euro voló y la deuda de particulares y empresas se multiplicó por 2.  El que debía 100.000 dólares en el año 2000 y 2001 pasó a deber, de media, entre 170.000 y 190.000 dólares los 10 años siguientes.  Y las 80.000 pesetas que pagaban las familias devinieron, por arte de birlibirloque,  más de 750 dólares al mes.

Para una economía española con una renta estructural media por hogar de algo más de 20.000 dólares en la década de los 90,  la conversión al euro supuso una factura de 5.000 dólares al año por vivienda hipotecada y de 5.000 dólares por cada coche nuevo matriculado en España.

La principal consecuencia de la implantación del Euro en España, como ya ocurrió en Argentina en la década de los 90, es que la economía se dividió en dos:  economía oficial, con rentas en euros, y economía real, con rentas en pesetas.  La economía oficial, sostenida desde el Gasto Público por Zapatero, sus asesores y sus cómplices, anclada al Euro Fuerte, y la economía real, con rentabilidad expresada en pesetas contantes y sonantes, buscando en el sector constructor cualquier cosa que flotara.

Camina o Revienta es, básicamente, obstinarse en seguir flotando, seguir nadando, llegar a tierra firme y sobrevivir.  Los que pedían la Intervención de España, y promovían quitas, abogaban por dejar que la gente y las empresas que vivían en pesetas se ahogaran de una vez, y echar por la borda de la España Oficial y Catalanista, al pasaje y a la tripulación sobrantes.  No les importa lo más mínimo la creciente despoblación del vasto territorio español y la ruina de su tejido empresarial, si ellos pueden seguir viviendo unos años de los beneficios que les deja la corrupta y perversa Industria Turística. No les importa exigir el esfuerzo de todos para construir proyectos tan disparatados como un AVE a la frontera que no usa nadie, o un delirante corredor mediterráneo, tan ruinoso como absurdo.  Su plan ha sido y es descapitalizar España hasta el hueso y luego declararse independiente y desentenderse de cualquier responsabilidad.

(C) Belge. 16/12/2016

 

El fraude del Líbor y del Euribor


Corría el año 2005, y se reunieron los responsables de la FED, del BoJ (Banco Central de Japón), del BCE, del Bundesbank y del Banco de Inglaterra. Fue un encuentro discreto, el 16 de mayo, del que algún medio especializado consiguió dar noticia una semana después. Por las declaraciones previas de los protagonistas, y los planteamientos de Bernanke y Trichet, quedó confirmado que acordaron una estrategia para subir los tipos de interés. También se fue conociendo a lo largo de 2006, por las reprimendas y reproches velados a los responsables del BoJ, que los japoneses se resistieron a cumplir lo acordado y no subieron el precio del dinero.

Los Gestores de Fondos y Planes de Pensión de la Industria Fiduciaria respetaban el liderazgo de Alan Greenspan y seguían sus indicaciones de política monetaria, pero no acaban de entender la política monetaria de Ben Bernanke.  A lo largo de 2006, los más avispados o prudentes se fueron descolgando con gran sigilo, conscientes de que en algún momento y con cualquier pretexto llegaría la desbandada.

Que todo el mundo era más o menos consciente, en agosto de 2006, del momento en los mercados lo demuestra el hecho que el diferencial entre el bono español de referencia y el Bund empezó a crecer tras más de una década estable entre 0 y 20 puntos básicos. En pocos meses, se situó en cerca de 100 P.B  y me tocó intentar explicarle a Luis Aparicio, Redactor Jefe de Invertia, lo que estaba ocurriendo. Recuerdo aquella conversación telefónica como si fuera ayer. Luis Aparicio no entendía (y sigue sin entender) porqué empeoraban las condiciones de financiación de España, con pleno empleo y superávit fiscal, mientras mejoraban las de Alemania (y Reino Unido) con fuerte déficit, tasas de paro al alza, endeudamiento desbocado y un sistema financiero maltrecho.

Intenté explicar, sin éxito, como Alemania estaba dinamitando poco a poco el sistema interbancario en Europa, con la finalidad obvia de obligar a todos los bancos con excesos de tesorería a encauzar su  liquidez a través del BCE que el Bundesbank controlaba. Para ello, nada mejor que sembrar cizaña y esperar la temprana cosecha. En muy poco tiempo, las dudas sobre la solvencia de los bancos y las sospechas de malas prácticas contables consiguieron alimentar la espiral proteccionista. Los bancos privados dejaron de fiarse unos de otros, y ante la duda acudieron en masa a las ventanillas del BCE. Cualquier estudioso del tema puede buscar los datos (o en su defecto las declaraciones de Pedro Solbes) correspondientes a 2006 y 2007 y comprobar que los bancos franceses y alemanes superaban el 50% de todos los préstamos del BCE. Se dice pronto.

La conspiración – con todas las letras – para manipular el Líbor y el Euribor es una consecuencia directa de la anterior estrategia y tenía una doble finalidad.  Nada más empezar 2007, con el estallido de la crisis subprime, la prioridad de los grandes bancos alemanes, suizos, británicos, holandeses y franceses es mantener bajo control su coste de financiación. Una subida de los tipos, por las dudas sobre su mala praxis financiera, arruinaría su sistema financiero y quebraría unas economías apalancadas y muy endeudadas.

La segunda finalidad o propósito que tenía la manipulación del Líbor y del Euribor en el mercado interbancario, al margen de reforzar el monopolio del BCE,  era evitar que la banca básicamente comercial de países como España e Italia pudiera servir de “refugio” frente a los excesos de la banca de inversión de estos países.  En muy pocos meses, las agencias crediticias de EEUU y la prensa anglosajona hicieron muy popular en la Opinión Pública el nuevo concepto de “prima de riesgo”.   Y así, a pesar de un cuadro macroeconómico envidiable, el diferencial del Bono a 10 años con el BUND se disparó por encima de los 200 PB a la vuelta del verano de 2007, mientras Zapatero y sus aliados catalanistas se negaban, por razones electoralistas, a reconocer la crisis y a defender España de los ataques.

La estrategia de manipular el Líbor y el Euribor funcionó mejor de lo esperado y consiguió drenar – según datos de la OCDE y del FMI – más de 500.000 millones de euros de Italia y España. Se empezó a poner de moda entre inversores y ahorradores españoles e italianos  “buscar refugio” para sus dineros en los bancos alemanes, suizos, y en el mercado inmobiliario británico.

La manipulación del Líbor y del Euribor, que ahora Bruselas intenta blanquear con multas ridículas y ofensivas, buscaron en todo momento alimentar miedos y suspicacias. Fue una estrategia proteccionista premeditada por los “acreedores” en detrimento de los países del Sur, a los que motejaron deliberadamente como PIGS. Ya había observado y denunciado, a finales de 2005, que los periódicos financieros en Alemania y en Reino Unido habían iniciado una campaña para denigrar la imagen de los países católicos del Sur de Europa, utilizando reminiscencias religiosas y viejas imágenes.

La estrategia de Bruselas, Alemania y del BCE para blanquear el fraude es políticamente muy hábil.  Buscan presentar a los bancos y banqueros como codiciosos que manipularon los índices de referencia “al alza” para cobrarle más dinero a los indefensos ciudadanos.  De ese modo, matan dos pájaros de un tiro: le ocultan a los urbanitas los verdaderos motivos de trucar a la baja el líbor y el euríbor, y le regalan bazas a la gentuza populista que ellos financian en secreto para que sigan saboteando nuestro propio sistema financiero.

(c) Belge. 8/12/2016

 

La caída de Lehman Brothers


A toro pasado, se recrean en la suerte. La caída de Lehman Brothers, hace 8 años, cogió por sorpresa a casi todo el mundo. Unos estaban en la inopia y otros en la higuera.  Cuando la FED decide que la mejor estrategia es provocar la caída de Lehman Brothers en lugar de gastar fuerzas en apuntalar un edificio que se derrumba, han pasado dos años desde que la mejor analista americana, Meredith Witney, recibía amenazas de muerte por publicar que Citigroup necesitaba acometer con urgencia una ampliación de capital de 30.000 millones de dólares.  Cuando la quiebra de Lehman Brothers provoca un auténtico tsunami financiero en todas las plazas bursátiles del mundo, hace justo un año que Ben Bernanke fuerza la dimisión de Charles Prince, el todo poderoso CEO de Citigroup.

En febrero de 2007, se precipitaron los acontecimientos después de una declaración bastante pesimista de Alan Greenspan. De repente, se acaba el “chollo” del carry trade y el Yen se derrumba un 10%.  A los Gestores de Fondos de todo el planeta les entra las prisas por salirse del mercado con disimulo, y un 8 de agosto estalla “oficialmente” la Crisis Subprime cuando varios Fondos de Inversión de los mayores bancos occidentales son incapaces de hacer frente a los reembolsos.  Falta un año entero para el colapso del histórico banco de inversión americano.

Durante 13 meses, la supina ignorancia y corrupción de los periodistas y políticos que gobiernan en ese momento permite que los gestores y directivos culpables de provocar el mayor caos financiero desde los años 30 endosen la factura de la crisis a clientes y contribuyentes. Aunque la FED maniobra a gusto, la estrategia que implementa no está exenta de riesgos. ¿Qué habría pasado si hubiera fallado el corta fuegos? Nunca lo sabremos. En aquel momento, la prioridad absoluta de la Reserva Federal era salvar el sistema de pensiones de los americanos toda vez  que el cantado colapso de AIG por la crisis de los CDS provocaría la suspensión de pagos de EEUU y llevaría la nación al borde de la anarquía.

Los mismos periodistas, analistas y políticos que llevaban años sermoneando a la sociedad con el temible “riesgo moral”, durante esos 13 meses estuvieron “callados como putas” mientras los grandes bancos británicos, suizos y alemanes se dedicaban a manipular en beneficio propio el mercado interbancario. Su descaro y cinismo no fue menor que el de un BCE que miraba para otro lado mientras los gobiernos “liberales” de Alemania, Francia y Reino Unido inyectaban ingentes cantidades de dinero público en sus bancos. Las últimas referencias que se han publicado al respeto apuntaban a que Alemania pudo rescatar ilegalmente a sus entidades financieras con más de 500.000 millones de euros.  El propio Banco de Inglaterra confesó una ayuda de más de 60.000 millones de euros en el Royal Bank of Scotland.

Y a todo eso, cayó Lehman Brothers. Una gran operación bursátil, pura orfebrería financiera. Para no alargar este artículo, recomendamos la lectura de un viejo texto que Carlos Arenilla publicó oportunamente en El País, 10 minutos antes de dejar su cargo de Vicepresidente en la CNMV. No se puede superar.  http://www.elpais.com/articulo/semana/Short/selling/prestamo/valores/ignorancia/elpepueconeg/20090308elpneglse_11/Tes