Damnificados por la Dación en Pago: el drama

 

Muchos españoles no van a entender el desenlace de la cruel partida de ajedrez que se está jugando en España en estos momentos. Las apariencias engañan.  Hace escasas fechas el propio gobierno izquierdista de Ecuador alertaba que uno de los líderes regeneradores se había dedicado a tangar a sus conciudadanos “afectados por la hipoteca”.  Es sólo la punta del Iceberg de una monstruosa estafa política, financiera y moral.

Durante 15 años, políticos, periodistas y activistas de la izquierda y del nacionalismo catalán se han dedicado a criminalizar el mercado inmobiliario y la Ley Hipotecaria. La fuerte crisis económica y financiera que ellos mismo provocaron avivó las llamas del descontento social. Disfrazados de Superman y otros muñecos, se han colocado al frente de la manifestación y han querido hacer olvidar dos cosas: la primera, que se oponían con insultos a la política del alquiler social protegido por considerarlo “facha”; la segunda, que en entre 2004 y 2006 exigían a gritos en las calles y en las teles que subieran los tipos de interés. El 5% del Euribor les parecía entonces una vergonzosa subvención encubierta del sector inmobiliario. Ahora callan todos como putas, mientras predican alquiler social en las tertulias y ladran contra la aplicación de cláusulas suelo al 1 y 2%.

Pero eso no es lo peor, ni mucho menos. Los mismos que satanizaron la Deuda hipotecaria de las familias e inflaron la cifra de desahucios con la complicidad de periodistas corruptos,  han silenciado todos estos años que España es el país del mundo que registra el menor número de desahucios hipotecarios y que la tasa de morosidad de las familias es mínima.  Se puede explicar de un modo mucho más gráfico: Si todos esos grupúsculos de activistas financiados por los nacionalistas no hubieran existido en nuestro país,  la situación inmobiliaria en España sería igual o mejor.  Habría dos grupos de españoles hipotecados: unos pagarían un tipo mínimo por su hipoteca y los otros se beneficiarían de tipos negativos.  Y la economía española se habría “ahorrado” la destrucción de 1 millón de puestos de trabajo.

Lo que va a ocurrir ahora, gracias a que esos títeres radicales han forzado el cambio de las reglas del juego y los jueces les han ayudado a dinamitar los cimientos de la sólida Ley Hipotecaria, es sencillamente que la banca española va a conseguir no pagar intereses por los contratos hipotecarios en vigor, amén de vender a Fondos Buitres extranjeros toda su cartera inmobiliaria. Gracias a esas plataformas populistas y esos verdaderos delincuentes políticos que andan pidiendo Reestructuraciones de la Deuda, el botín que se van a llevar esos Fondos en forma de suculentos descuentos, lo pagaremos a pachas los contribuyentes de casi todas las CCAA.

No hay meriendas gratis ni en los mercados ni en la política. Cuando un colectivo de activistas se presenta ante el Tribunal de Estrasburgo para dinamitar la Ley Hipotecaria en España, la gente informada ya tenía las premisas suficientes para deducir que la broma la acabarían pagando los más pobres.  En nombre de la “movilidad” y de la “competitividad”  nos han querido vender la moto del “alquiler”.  Tal vez sea el momento que en alguna tertulia, un periodista se atreva a preguntarles a los nuevos bocazas del populismo una o dos cosas.  La principal es: ¿por qué razón es mejor pagar un alquiler de 400 o 500 euros al mes que cobrar 1000 o 2000 euros al año por disfrutar de una vivienda en propiedad?  La pregunta subsidiaria es, sin duda: ¿Por qué una entidad bancaria a la que los jueces obligan a incumplir el espíritu y la letra de la Ley Hipotecaria deberían respetar solo aquellos apartados que le perjudican y ponen en riesgo la supervivencia del propio negocio financiero?

© Belge

 
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