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La Revolución Puritana (9): La dictadura del urbanita alelao

Vuelve el KKK, el ISIS del XIX. En Cómo cocinar el voto por correo se puede leer la mejor receta del viejo pucherazo. Es un clásico, si, pero si algo está demostrando la rabiosa actualidad es la vigencia del debate planteado. El Voto por Correo es, amén de opaco y profundamente inmoral, el síntoma de una Democracia terminal. En los países donde acudir a votar no es una obligación, es un derecho que se debe ejercer de forma transparente. Si la Democracia es solo eso, un voto cada cuatro años, no se debería consentir que los votos decisivos lleguen por correo.

EEUU tiene una larga tradición de pucherazos electorales, siendo el más sonado el de Florida en el año 2000. Por aquel entonces, al igual que hoy, la maniobra vino precedida por un intento de Impeachment con el que minar la credibilidad moral del Presidente. Lo de menos es de donde salen las sacas de Correos que deciden el resultado en el último minuto o si votan los muertos. La Democracia es un régimen de propaganda. Mandan las televisiones. Cuando la tele no basta para elegir a los actores, son los empleados del Deep State los que llenan las sacas de votos en la trastienda de Correos.

Extinguido el proletario en los Reinos de Jauja, los herederos de Marx y Engels han retocado el concepto para seguir viviendo del cuento. La Dictadura del Urbanita Alelao no es izquierda líquida ni indefinida, es totalitarismo nihilista de masas. A los ecologistas de la Pachamama les horroriza pisar una mierda de vaca y no disimulan bien su asco por los granjeros de la América Profunda. Los nuevos supremacistas enmascarados del XXI sienten repulsa por el Prójimo. Cuanto más lejos, mejor.

La pataleta del Partido Demócrata por el inesperado fracaso de su candidata y la victoria del outsider en 2016 fue tan obscena que ha servido para mostrar al mundo entero cuál es la verdadera agenda política del Deep State. La guerra interna desatada en el seno de la Administración americana desde hace 20 años ha sacado a la luz el creciente imperialismo de EEUU y sus circunstancias. Los atentados del 11-S, del 11-M, del Bataclán, las guerra de Afganistán, de Iraq, de Libia, de Siria,de Ucrania o la falsa pandemia mundial de Coronavirus son los jalones de una Hoja de Ruta que no ha llevado el mundo a ser un lugar mejor.

Tras el pucherazo de Michigan y Wisconsin, lo que atormenta a los analistas no tiene que ver con los virus letales. El pulso por el control de la Globalización y sus dineros lo está ganando China, con paciencia y habilidad, sin tener que disparar un solo tiro. No han gastado un dólar en patrocinar grupos terroristas ni en producir pelis de terror. Si un adolescente quiere comprar un móvil de calidad, a buen precio, se lo pide a China y se lo lleva a casa Ali Express. La pregunta que les quita el sueño es: ¿Qué tipo de tentación militar puede sentir la nueva Administración de Joe Biden? No parece casualidad que el Deep State haya empezado a invertir parte de los QE en “señalar” al gobierno de Pekín como “culpable” de la falsa Pandemia y responsable de la verdadera crisis económica.

La derrota del genial Donald Trump allana el camino a la Revolución Puritana en marcha. Cuando el león ha muerto, los perros se envalentonan. Hasta Twitter ha hecho bueno el dicho al censurar al Presidente americano por denunciar el pucherazo electoral. La dictadura del urbanita alelao y confinado, muerto de miedo, va a permitir implementar la agenda política, económica y religiosa que había soñado el mismo Joseph Goebbels.

© Belge
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