De cometas y albatros


Winston Churchill fue un autor prolífico. Sus discursos están lleno de citas memorables, tan bien tuneadas que parecen originales. El político británico debió ser un gran lector. La cita que concluye el epílogo de Inmunidad de Rebaño, visiblemente inspirada en los versos de viejos poetas como Blake y Baudelaire, es la que mejor define su trayectoria política y vital.

El libro se debía haber titulado “Crónica del marxismo ordinario”, pero ya se barruntaba que un Toque de Queda era inminente a la vuelta del verano. Era como esas gripes que presientes antes de padecer. Pero todo apuntaba ya que la premeditación venía de largo y desbordaba las fronteras de la política española. De ahí que fuera necesario buscar la lógica transversal de lo que iba a ocurrir en las próximas semanas y meses. Iba a ser todo un reto concluir Inmunidad de Rebaño en abril.

El libro finaliza con una sonora primicia, que tardaron 3 días en plagiarnos. Sabido es que nada es gratis en España, excepto el plagio. Han pasado 20 meses y todas las evidencias siguen apuntando en la misma dirección. En marzo y abril de 2020, el grueso de las víctimas del coronavirus estaba vacunado de la gripe y del neumococo. Pero sentía que debía añadir algo, aunque fuera todo un reto lanzarse a explicar en abril la lógica de una crisis histórica que la mayoría sigue sin ver.

Epílogo. De cometas y albatros

Dios reconocerá a los suyos, Satán probablemente no. Es la eterna duda, pero con estas epidemias de poca monta, no se sabe si es mejor ponerle la vela a Dios o al Diablo. ¿Un poco de deshonra o un poco de guerra? Con los datos del PIB en la mano, y los del paro de abril al caer, ya conocemos el precio a pagar por la deshonra. Todos esos ancianos a los que hemos dejado agonizar en la cuneta, por unos cochinos barcos, son los que levantaron los olivos y asfaltaron los caminos. Han muerto solos, pero no eran débiles. Eran tierra callada y han caído sin miedo. Puede que alguno incluso haya sonreído al verle las orejas al viejo lobo de hambre.

Tras 60 días de cuarentena rigurosa, el gobierno podemita nos permite salir al patio, una hora, para estirar las piernas y hablar con los demás confinados. Si somos buenos chicos, y nos portamos bien, puede que nos levante el castigo a los 100 días. Este verano no podremos ir a tomar una caña, porque la Generación Botellón odia los bares, pero nos dejarán salir a la calle con bozal y guantes de recoger la caca del perro. Debemos mantenernos alejados los unos de los otros. El Prójimo puede contagiarnos un malvado virus. Es por nuestro bien. A la promiscua raza podemita, adicta al garrafón de gasolinera, todo el alcohol que ha bebido la ha inmunizado contra los virus. Puede salir sola y borracha a manifestarse sin ningún riesgo.

El problema del alcohol, sin embargo, es que también daña las neuronas. En una cuarentena se aísla a los enfermos contagiosos, no a las personas sanas. Las asesoras podemitas de Pedro Sánchez no han caído en la cuenta.  Dejar sin asistencia médica a las personas más débiles y enfermas, para curar en salud a la población sana, es una incongruencia notable. Sin pensión y sin derecho a pisar un hospital ¿para qué van esos futuros jubilados a preocuparse del estado de salud y bienestar de esos jóvenes insolidarios?

La divinidad que veneran los marxistas no deja nada al azar: elije quien vive y quien se contagia de Ébola, quién enferma y quién sana. Pero, teniendo a Dios de su parte, es extraño que teman morir contagiados.  También es insólito  que pretendan salvar a aquellos que ya han sido condenados antes de nacer. Si no creen en la libertad, ¿qué sentido tiene que nos confinen para protegernos de nuestro Destino?

Encerrada en su casa, la población española ya no puede contagiar a nadie, bien porque haya producido anticuerpos, bien porque no haya sido contagiada. Con la subida de las temperaturas en mayo y junio, la posibilidad de que aparezcan nuevos focos de contagio es tan remota que no existe ninguna razón para prolongar el confinamiento.  Si el Estado de Alarma  ha sido inútil y no ha servido en ningún momento para asistir a los ancianos de Castilla León, Madrid o Castilla La Mancha, no debe ser usado para seguir privando a la ciudadanía de derechos y libertades fundamentales que le reconoce la Constitución Española. 

No es casualidad que las juventudes socialistas que han okupado La Moncloa y tutelan la Administración coincidan con las tesis ultras de los halcones del Tea Party americano. Ambos invocan un pretendido derecho a la salud para criminalizar a los enfermos. Quieren inventar pasaportes biológicos, experimentar vacunas  y aplicar sistemas de bonus punitivos para dejarlos fuera del Sistema Sanitario*.  Para todos esos puritanos, el Prójimo es un enfermo potencial y un proscrito que le cuesta dinero a las aseguradoras. Si se resiste a llevar bozal y a ser vacunado,  deberá  ser detenido, aislado y desinfectado en centros específicos.

La magnitud del desastre económico se puede medir. El colapso del PIB, sin precedente, va a condicionar nuestras vidas durante el próximo lustro, si no es más tiempo. El peso real de los sectores damnificados habla por sí solo de cataclismo que se avecina. El Turismo y la Hostelería, que han sido cazados al vuelo en plena temporada alta, representan un 20% del PIB real de la nación. Los economistas más optimistas hablan de un desplome del 80% en 2020. La Automoción representa un 10% y la patronal estima que la producción caerá un 40%. El Comercio se va a dejar un 30% de las ventas por el camino. El impacto de la crisis en el Sector Constructor, muy ligado al crecimiento y al empleo, es una incógnita. Lo más probable es que sufra un parón a medio plazo.

El mayor desatino de los marxistas, en su huida hacia ninguna parte, no es regalar dinero a sus votantes, paralizar la economía productiva y disparar el Gasto y Déficit público hasta niveles estratosféricos. Es provocar que un tercio de todas las empresas españolas tenga que declararse en bancarrota para preservar su patrimonio. Las cuentas son muy fáciles de hacer. Ni el Estado va a recuperar las ayudas ni los trabajadores su empleo. Muchos optarán por salir de España, agravando la Deflación del PIB. A final de 2020, la Deuda Pública estará por las nubes y  la renta disponible de las familias, por los suelos.

Algunos jueces,  como el presidente del Tribunal Superior de Castilla y León, José Luis Concepción, han empezado a alzar la voz. En una dura tribuna – La Sociedad Cautiva** – Consuelo Madrigal Martínez Pereda, Fiscal del Tribunal Supremo, escribe: “Por el confinamiento, muchos han perdido trabajo, negocios y oportunidades. Algunos aún deben tributar por actividades no realizadas y ganancias no recibidas. Todos nos hemos empobrecido. Y, como siempre, unos pocos han hecho negocio. Pero el más sucio de los negocios es la apropiación ilícita de poder; la que aprovecha el miedo, el cautiverio y la postración de la sociedad… Constituye un ejercicio antidemocrático de poder la imposición encubierta, y sin el control interno y europeo, de un verdadero estado de excepción, en el que se restringen severamente los derechos, bajo cobertura de la prórroga del estado de alarma que garantiza al Gobierno el mando único en la fase aguda de la excepcionalidad y en la vuelta a la ya imposible normalidad… Al margen de las cifras manipuladas, la magnitud del desastre se mide ya en términos de derrumbe social, moral y económico. En la falta de credibilidad de un sistema que sí dejó atrás a muchos, a todos los mayores de 80 años a quienes, en residencias y domicilios, se negó la hospitalización, el tratamiento y las pruebas diagnósticas, sin discernir situaciones concretas”. No sobra ni una coma.

En momentos tan dramáticos y excepcionales como los que se barruntan, conviene recordar lo que dijo Winston Churchill en su discurso más célebre: La cometa vuela más alto en contra de viento, no a su favor. Toca sacar la raza, extender las alas y elevarnos en el cielo como el albatros de Baudelaire”
rebaño

Radiografía provisional de 2021


Mortalidad comparada en 2021

Fecha Muertes  2021

(ISCIII)
Muertes  2020

(ISCIII)
Muertes  2019

(ISCIII)
28-12 al 28-02-2021 99.430 76.555 80.350
01-03 al 31-03-2021 37.282 53.266 34.373
01-04 al 30-04-2021 36.549 56.375 31.614
01-05 al 31-05-2021 36.165 33.152 30.350
01-06 al 30-06-2021 33.124 29.083 29.220
01-07 al 31-07-2021 35.052 32.751 30.744
01-08 al 31-08-2021 38.032 34.007 29.051
01-09 al 30-09-2021 33.040 32.760 27.611
01-10 al 31-10-2021 34.913 37.707 30.266
01-10 al 30-10-2021 37.636 40.192 32.133
Total 421.225 427.083 356.776

 

Fuente: Servicio de Vigilancia de la Mortalidad Diaria, corregido el Delay For Registration establecido por la Red Euromomo

Epílogo general para una trilogía


La economía de escala es un mito. En algún momento, hasta el más obtuso y codicioso de los puritanos debió darse cuenta de ello. Acababa de nacer el embrión de la ideología eugenésica que caracteriza a los pueblos anglosajones y escandinavos, esa locura de pensar que pueden controlar las tasas de natalidad y mortalidad en beneficio propio. Soplar y sorber al mismo tiempo.

La desastrosa conclusión de la II Guerra Mundial les llevó al disimulo. Hasta final de los años 60, optaron por mantenerse en un prudente silencio, pero no renunciaron a influir en las políticas de la OMS, como demuestran sus desastrosas intervenciones en la India y en China. A pesar de ello, y de la férrea política del hijo único impuesta al pueblo chino, esos países han duplicado su población en 50 años.

¿En qué momento constataron que el control directo de la natalidad era inútil? No se sabe pero, con el tiempo, los historiadores descubrirán que, en su huida hacia ninguna parte, los puritanos optaron por intentar influir en las tasas de mortalidad. Es otra hecatombe condenada al fracaso. El sorpasso comercial de Asia es inevitable. La fuerza de una sociedad radica en su capacidad para procrearse, una generación tras otra. 

España

  Evolución de la mortalidad Evolución de la desnatalidad
Fecha 12-59 años 60-99 años 12-59 años 60-99 años
1981 10/10.000 300/10.000 230/10.000 0/10.000
2001 11/10.000 270/10.000 150/10.000 0/10.000
2018 13/10.000 275/10.000 120/10.000 0/10.000
2021 15/10.000 350/10.000 110/10.000 0/10.000

El modelo de sociedad digital y senil que los puritanos nos venden como concepto de modernidad avanzada es nacionalsocialismo del disimulo. El sociólogo Michel Maffesoli lo describe como joint venture entre lo arcaico y lo técnico. En línea con lo que hemos intentado explicar en nuestraTrilogia, la Economía 5.0 es esa mezcla tóxica de fundamentalismo reaccionario,  neofeudal, y de nuevas tecnologías de control social.

Tocaría añadir un nuevo capítulo a La Sociedad Rota, una suerte de epílogo general, con nuevos mapas del contagio de Coronavirus a lo largo de 2021 y 2022, pero las nuevas circunstancias ya van implícitas en algunos de los conceptos expuestos. Por alguna razón misteriosa, la evolución de la mortalidad es muy diferente en las distintas regiones del planeta y las diferencias coinciden milimétricamente con el mapa genómico de la OMS. ¿Cómo es posible ese milagro? De memoria (porque el mapa ha desaparecido de Internet), el azul turquesa de China y África, no coincide con el rojo intenso de Francia, Italia y España, ni con el verde de América Latina. Tampoco con los colores de América del Norte o de Escandinavia. Lo que sí coincide, paradójicamente, es la evolución relativa de la tasa de mortalidad en las distintas franjas de edad. En los dos últimos años equivale, aproximadamente, a un 17/18% por debajo de 60 años y a un 35/36% por encima.
Fraspain
bulgaria
Mexusa
Colargbra

El paradigma italiano


Italia ha sido, junto con España, el país más afectado por la epidemia de Coronavirus. Desde los prolegómenos de la crisis socio sanitaria, su tasa de mortalidad ha pasado de 8 a 12,6/1000. Mueren 500 italianos más cada día.

A diferencia de lo que ocurre en España, en el país transalpino se siguen publicando informes hospitalarios con datos estadísticos dignos de ser estudiados. Entre el 17 de septiembre y el 17 octubre fallecieron, por COVID, 50 italianos entre 12 y 59 años que no estaban vacunados pero solo 11 que sí lo estaban. En la franja de los 60 a más de 99 años, la proporción se iguala bastante: 311 por 373. La estadística parece evidenciar una cierta eficacia de las vacunas administradas. Pero si analizamos las cifras más en detalle, observamos una gran diferencia entre las poblaciones vacunadas y no vacunadas.

Italia

Franja de edad No vacunados Vacunados
12 – 39 3.649.047 13.774.055 (79,05%)
40 – 59 3.102.638 15.286.598 (83,13%)
60 – 99 1.551.180 16.351.705 (97,22%)
Todos 8.302.865 45.412.358 (84,55)%

La pregunta pertinente es: ¿Dónde esconde el mago el conejo? El truco es realmente espectacular si comparamos las ratios. 311/1.551.180 (2/1000) es mucho más elevado que 373/16.351.705 (2,28/100.000). De 12 a 59 años, el resultado es incluso más impactante: 9/100.000 Versus 2,7/10.000.

Fuera del foco hospitalario, la evolución de la mortalidad de un mes de octubre en Italia arroja datos muy diferentes. Hasta bien empezado el siglo XXI, fallecían poco más de 130 personas al día entre 12 y 59 años. En 2020 y 2021, se han superado los 180 decesos. Pero, si el 0,9% ha muerto de COVID: ¿De qué ha muerto el resto?

Al igual que ocurre en España y otros países, el 90% del exceso de mortalidad registrado en 2020 y 2021 corresponde a los mayores de 60 años. Por debajo de esa edad, la probabilidad de morir por COVID en Italia es de 3/10.000. Por encima, es de 5/1.000. Por lo tanto, los datos registrados en el informe de la Sanidad italiana muestran que la probabilidad de un no vacunado de morir por COVID ingresado en un hospital es, al menos, 3,3 veces menor.

La misma operación para el colectivo de mayores de 60 años revela que su probabilidad de fallecer por COVID en un hospital es ahora 17 veces menor. De los más de 50.000 abuelos vacunados fallecidos en octubre, solo 395 murieron de COVID. La eficacia de la vacuna en Italia es realmente asombrosa.

P.D: En 2020, fallecieron oficialmente 746.146 italianos.  1800 abuelos cada día, frente a una media histórica de 1500.

Nunca formaría parte de un club que me admitiera como socio. Pero toda regla tiene su excepción.