¿Prestaría dinero a su vecino en las mismas condiciones que los bancos?


La Justicia española, secuestrada por los políticos y lobbies catalanistas, se está esforzando en encadenar un disparate financiero tras otro. Tras la increíble sentencia que convierte a España en el único país donde las cláusulas suelos son ilegales, llega otro fallo que pretende obligar a las entidades financieras a costear los gastos que origina prestarle a los pobres, que no han querido, sabido, podido ahorrar, el dinero que necesitan para comprarse una casa.  Nos hemos convertido en el hazmerreír de toda la UE.

Obligar a un banco a pagar los gastos que ocasiona prestarle dinero a un pobre significa, en todos los casos, que la inversión más rentable para los accionistas, directivos y depositantes es NO concederle crédito. Ante la virtud del cliente de reclamar, a toro pasado,  los gastos, comisiones y cláusulas de un contrato legal firmado por las partes, está el vicio de la entidad financiera de NO firmar póliza alguna.

En el debate que se ha abierto, algunas personas asumen parte de los postulados implícitos que conducen a la descabellada sentencia judicial. Entienden – de buena fe o por sectarismo – que el “banco” hace un gran negocio prestando dinero en las mismas condiciones financieras y jurídicas que unas cajas dirigidas casi siempre por políticos corruptos y, en no pocos casos, por auténticos delincuentes comunes.  Pero nada está tan alejado de la verdad contable y financiera como esa presunción habitual.

La pregunta del millón, que permite resolver todas las dudas, es sencilla de formular: si tan gran negocio hace el “banco” prestando dinero a los pobres como han hecho las cajas de ahorros en España en los últimos 20 años, ¿prestaría Usted dinero a su vecino en las mismas condiciones?

De entrada, a Usted le quitaría el sueño que su vecino aparcara el flamante Mercedes en su puerta y le vacilara amablemente: “hay que tener categoría para conducir este coche”. O que se fuera de vacaciones con su amante, pretextando un viaje de trabajo a Tenerife.  Por no hablar  del dichoso Iphone con el que sus hijos le fastidiaran la sagrada hora de la siesta. Pero, bajando al terrenal mundo de las matemáticas, no acabaría de tener muy claro si está ganando dinero tras darle su parte a Hacienda o lo está perdiendo.

Hace años, cuando todos los comerciales de España intentaban venderme un Plan de Pensión con unas cifras espectaculares, solía contestarles del tirón: “¿Les importaría hacerme los cálculos de un modo retrospectivo, simulando que empecé a pagar hace 40 años y me jubilo mañana?”…Era mano de santo.

Si, a pesar de mis consejos, Usted le prestó 10 millones de pesetas a su vecino en 1998, con un triste diferencial de 0,75%, tendrá que recurrir a una tabla de amortización para saber cuánto ha ganado o perdido con su inversión.   Con ese dinero, podía comprar entonces un estudio nuevo en el centro de Madrid, o un piso pequeño en una capital de provincia limítrofe.  La evolución de los tipos de interés la puede comprobar aquí.  http://es.euribor-rates.eu/tipos-de-interes-Euribor-por-ano.asp

El primer año habría Usted recuperado 5400 euros y habría tenido que pagar a Hacienda unos 600 euros. El segundo y tercera año algo menos, y después, bastante menos a pesar del repunte de 2008. Simplificando, Usted habrá capitalizado en torno a los 80.000 euros al concluir el préstamo y podrá pensar que ha “ganado” 20.000 euros netos en 20 años. Pero, con los 80.000 euros que le han devuelto, no le alcanza ni mucho menos para estrenar un Estudio en el Centro de Madrid ni para comprarse un piso nuevo en ninguna capital de provincia.  Es evidente que su vecino hizo mejor negocio que Usted.  El estudio que compró por 10 millones en el Centro, y que ha tenido alquilado todos estos años en negro, le ha proporcionado 6.000 euros de renta cada año y ahora se lo quieren comprar por 25 millones de pesetas. El tiempo le ha dado la razón: “hay que tener clase para conducir un Mercedes, aunque sea a crédito”.

P.D  Se me olvidaba lo más importante. Last but not least, como dicen nuestros amigos británicos. Para recuperar SU dinero, dura y honradamente ahorrado, con el valor con el que lo prestó, tendría que cobrar inicialmente  un 10% de interés y aplicar siempre un diferencial igual o superior al 5%. Para ganar algo de dinero, y poder considerar el préstamo como un negocio, el diferencial no debería ser nunca inferior al 7%.

© Belge. 05/01/2017

Crack del 29. Una pequeña visión. Parte I.


Para entender la crísis del 29 es interesante conocer la situación precedente. La salida de una guerra mundial, la Gran Guerra, que duró hasta el 18, la situación que se vivió por aquél entonces era abrumadora, reflejada en las nuevas vanguardias del arte, especialmente el expresionismo, reflejando la angustia, la soledad, la desazón…

Las principales potencias europeas luchaban por recuperarse tras la guerra de la ingente cantidad de pérdidas humanas y materiale,  mientras que Estados Unidos se encontró con una situación estupenda para tomar una posición dominante como proveedor principal de materias primas, productos industriales y alimentos; y como principal acreedor.

Hacía mediados de los años 20, la recuperación era patente. Algunos la datan en el 22, otros en el 25. En Estados Unidos la bolsa empezó a subir claramente desde el 24. Surgen nuevos sectores industriales como la electricidad, la química, petroquímica, el automóvil, el cine, la radio, la aeronáutica…

 

Se produjo un incremento de la producción y del consumo, especialmente de acero, también de carbón y del petróleo por el auge del automóvil y de la aviación. Aumentó el consumo de la electricidad, la producción de materias primas como el aluminio, etc. En general, del 19 al 29 la produccción mundial se multiplicó por tres.

 

 

La electricidad fue uno de los grandes sectores en expansión en los grandes países industriales, especialmente en Estados Unidos. La expansión de la producción y el consumo en general muestran la supremacía de Estados Unidos y la recuperación de Alemania a pesar de la gravedad de la situación económica interna y el peso de los pagos de las reparaciones de guerra.

La expansión se cimentó en nuevos métodos de trabajo basados en la estandarización, el ejemplo más destacable fue en la industria del automóvil. La nueva forma del trabajo generó angustia en lo social que quedó reflejada en el cine de la época como en «tiempos modernos» de Chaplin o en «Metrópolis» de Fritz Lang, donde se muestra una lucha de clases y la importancia del tiempo en el trabajo. Recuerdo una de las escenas en las que un operario controlaba el tiempo de los trabajadores como si de una lucha se tratase.

 

Con el auge del automóvil, se potenció la construcción de infraestructuras: carreteras, aeropuertos, etc; y un aumento del negocio de la distribución y fabricación de productos relacionados. Fue una época de progreso tecnológico que facilitó el surgimiento de nuevos artículos de uso doméstico como la radio, refrigeradores, aspiradoras…

Las industrias tendieron a concentrarse en «trust», como General Motors, Ford, Imperial Chemical Industries, United States Steel, etc.  La concentración de la industrias y las nuevas formas de trabajo incrementarón la producción, todo pintaba estupendamente hasta que comenzó a fallar la demanda y los productos comenzaron a almacenarse aumentando los «stocks», reduciendo el empleo y cayendo los precios por falta de demanda.

Antes de que estallara la crísis se produjo una estabilización de las monedas que favoreció el comercio y la producción aumentó en los felices años 20, llegando en el 25 a una producción similar a los niveles de preguerra en carbón, hierro y acero; mientras que el petróleo, la seda artificial y los aparatos eléctricos subieron con fuerza. A partir de 1925 se fueron acumulando en «stock».

Este artículo se publicó por primera vez en: http://labolsa.pro/opiniones-sobre-la-bolsa/42-crack-del-29-una-pequena-vision

 

 

Economía de la violencia doméstica: la Ley de Belge


Es costumbre llamar Ley a una pauta recurrente que se verifica con el tiempo, al margen de lo acertadas que sean las hipótesis para intentar explicarla.  Por regla general, cuanto más extraña y regular es una pauta, más interesante resulta buscar una explicación racional.  Es de ese modo que nació la Ley Belge sobre la violencia doméstica .

Las agresivas campañas políticas y mediáticas de la última década y la batalla religiosa en torno a la Ideología de Género han popularizado una serie de estadísticas del ámbito de la sociología.  Cada año se producen, en una sociedad determinada, un determinado número de fallecimientos. Ocurren por causas naturales,  por accidente o de manera violenta. A priori podría pensarse que esas cifras varían y fluctúan, en función de las circunstancias, pero, por extraño que parezca, son relativamente constantes, periódicas e invariables.

Emile Durkheim, considerado por muchos como el Padre de las Ciencias Sociales,  demostró con la verificación de sus tesis que determinados fenómenos morales y circunstancias sociales mantienen  correlaciones matemáticas positivas y significativas. El cordón umbilical que une el comportamiento moral individual con la estadística social es el sistema religioso dominante. El concepto de anomía  sirve para analizar desórdenes individuales tan frecuentes como el alcoholismo, el suicidio, los homicidios o la violencia doméstica.

Corría el año 1993. Leyendo unas estadísticas históricas sobre el número de mujeres asesinadas en España por sus parejas , observé que se mantenía constante en torno a 50 casos al año.  No hubo mayor análisis en ese momento. Pero la memoria humana es algo extraña. Con los años, a medida que los medios de comunicación seguían informando  de este tipo de sucesos luctuosos, el dato registrado estaba ahí, rebotando de una neurona a otra hasta convertirse en la intuición de una idea. No recuerdo la fecha exacta, al final de los 90, de su primera formulación.

La idea ilumina siempre la realidad. Crea sentido de un modo metafórico. Por ello, puede decirse que la intuición de una idea es una pequeña metáfora de la realidad.  Al “descubrir” que el asesinato de mujeres se producía de un modo periódico constante y predecible en el tiempo, era inevitable relacionar la naturaleza del fenómeno con el concepto de anomía de Durkheim.  Si un fenómeno violento, aparentemente circunstancial, se produce de un modo constante, periódico y predecible, es inevitable pensar que existe una correlación positiva entre el desorden moral individual y el comportamiento colectivo.

Desde entonces, semana tras semana, se ha verificado la formulación de la idea, en sus términos exactos:  “En España, morirá asesinada cada semana una mujer”.  Por lógica, el análisis de género que relaciona dicha violencia con el machismo dominante de la sociedad es erróneo.  Puede sonar raro, peor a verdadera “causa” es del mismo tipo que la que produce la adicción al alcohol.

Hay, aproximadamente, 12 millones de parejas en España. De ese número, el 5% es relativamente conflictivo.  Pero, en ese lote de 600.000 parejas conflictivas, solo un 10% desemboca en denuncias constantes por maltratos físicos, amenazas y comportamientos agresivos. Y, entre esos 60.000 casos de conflicto grave, equivalentes al 0,5% del total, uno acaba cada semana de modo trágico. Y no se puede evitar que ocurra.

El principal interés de la Ley Belge es su corolario lógico. La violencia doméstica, que provoca la mayor o menor anomía del sistema religioso dominante, no conoce de sexo. Sería tan absurdo como pensar que las mujeres no mueren en los accidentes de tráfico por su condición sexual o por su manera de ver la vida. Lo que sí puede ocurrir es que la violencia letal adopte otras formas. ¿Estamos seguros que todas las muertes certificadas como naturales y accidentales en el ámbito doméstico lo son?

El segundo corolario, inspirado directamente de las tesis de Emile Durkheim, es que sociedades católicas como la española – matriarcal, matrilineal y matrilocal – son mucho menos propensas a la violencia doméstica que otras sociedades patriarcales, aunque que se declaren feministas y liberales.  En la sociedad escandinava, feminista, una mujer tiene de 5 a 10 veces más probabilidades de ser asesinada por su pareja que en España.  Y en la sociedad norteamericana, sexualmente liberada, una mujer tiene de 50 a 100 veces más probabilidades de ser violada que en España.

Un tercer corolario, actualizado, podría expresarse del siguiente modo: a medida que crezca y se imponga en España la Ideología de Género, y la sociedad transite hacia un modelo de sociedad más patriarcal, más feminista y más liberal, crecerá el número de asesinatos en el ámbito doméstico y, en paralelo, la presión política medios para ocultar la nueva realidad y maquillar las estadísticas.

mujer

(c) Belge. 04/01/2017

¿Cuántos coches caben en Madrid?


La respuesta no cabe en la pregunta. Son tantas las circunstancias que gravitan alrededor del coche que para contestar cualquier duda legítima habría que integrar un número de ecuaciones muy variable. La contaminación sea, tal vez, el menor problema o el último de la lista.

Un coche  ocupa una superficie útil entre 5 y 10 m2 en función de los modelos,  pero necesita un mínimo de 30 m2 para maniobrar y aparcar.  De modo que el aspecto más sencillo de la cuestión se resuelve con reglas elementales.  En 1000 km2 de desarrollo urbano optimizado caben un máximo de 33 millones de coches aparcados.

Un problema más complejo es determinar cuantos coches pueden circular en 1000 km2 urbanizados de un modo científico y racional.  Simplificando el mapa, con manzanas de 30 x 30 metros y aceras de 1 metro, las calles tendrían 10 metros de anchas incluida una franja para aparcar el vehículo en cada sentido.  Es decir: 1520 calles de algo más de 30 km de recorrido ocupan aproximadamente  una superficie útil de 500 km2, el 50% de los 1000 km2 totales, para una población de 33 millones de habitantes.

Para los clásicos nacidos antes de mayo del 68 es una obviedad que el coche es el mayor enemigo de la libertad política del ser humano.  Un coche es un preservativo moral y económico. De modo que su conclusión para el problema expuesto sería del tipo siguiente: una ciudad de 30 millones de habitantes con 30 millones de coches sería un campo de concentración con leyes militares y un régimen político y jurídico totalitario en el que los ciudadanos tendrían que pedir permiso con antelación para ir a mear.

Los nacidos a partir de los años 70, por lo contrario,  creen que  la circulación de 30 millones de coches en una red de 48.000 km es solo un problema logístico que se puede resolver con la ayuda de algoritmos informáticos y modificando el sistema jurídico que determina la tenencia y uso de los vehículos.  Ordenar el tráfico es ordenar las cabezas y determinar cómo, dónde y cuando debe desplazarse cada coche, en función de parámetros y circunstancias externas como puedan ser los vientos dominantes o la permanencia de un anticiclón.

Sobre el papel, todos los coches que caben en Madrid  – unos 33 millones de unidades – ocuparían 100.000 km de calles y carreteras, el doble de la superficie disponible, si fueran capaces de circular de un modo perfecto. Pero en el mismo momento en que un solo conductor tocara el freno o detuviera su vehículo por avería o falta de combustible, se necesitarían como mínimo 4 veces la ciudad de Madrid para que pudieran desplazarse algún coche.

La moraleja del cuento es interesante: si cada vez que un conductor quiere aparcar su coche acaba provocando un atasco diferido, con N millones de vehículos saturando la superficie disponible, todos los coches deberían permanecer siempre en movimiento, disparando así todos los niveles de contaminación del aire por encima de cualquier nivel de alerta sanitaria.  Y mientras no se invente el movimiento perpetuo, el bajo rendimiento energético de los motores seguirá disparando el déficit energético de las ciudades y arruinando su economía.

 

 

Nunca formaría parte de un club que me admitiera como socio. Pero toda regla tiene su excepción.