Wim Mertens


 

Wim Mertens es un genio inclasificable. Lo descubrí, de sopetón, en la Grand Place de Bruxelles. Un concierto gratuito e inolvidable.

Con el paso de los años, el músico belga se está convirtiendo en un Mito Universal. El próximo 25 de noviembre toca en Murcia

 

 

La Quiniela de Inlucro


Jornada complicada, de difícil pronóstico. Muchos partidos igualados, con el protagonismo del Sevilla – Barcelona

La Quiniela

Partido Pronóstico Pronóstico Resultado
Eibar Mallorca 1X 2 2
Atlético Sevilla 1X 2 X
Getafe Celta 1 X X
Osasuna Español X2 1 1
Valladolid Bilbao X2 1 2
Levante Granada 12 x X
Villarreal Leganés 1 2 2
Betis Real Madrid 2 x X
Extremadura Oviedo X 1 2
Huesca Fuenlabrada X 1 1
Numancia Racing X 1 2
Almería Deportivo X 12 1
Rayo Elche 1X 2 2
Málaga Zaragoza x2 1 2
Barcelona Sociedad 2-2 1-2 1-0

1 columna 7 reducidos. 12 euros


Lista definitiva de Participantes

Bote Participante Jornadas 1-17 jornada 18-21 jornada 22-25 jornada 26-30 jornada 31-33 jornada 34-37 jornada 38
13,08 euros Cascoporro 52 euros 16 euros 14 euros 18 euros 12 euros 11 euros 4 euros
2,24 euros Andrés 66 euros 16 euros 14 euros 19 euros 12 euros 12 euros 4 euros
07,90 euros Tartesos 66 euros 16 euros 14 euros 18 euros 12 euros 14 euros 4 euros
0,08 euros Rafa 17 euros 12 euros 4 euros
11,66 euros Kikova 21 euros 16 euros 14 euros 19 euros 12 euros 14 euros 4 euros
2,13 euros Belge 76 euros 18 euros 15 euros 18 euros 12 euros 14 euros 4 euros
58,83 euros Vincent 48 euros 16 euros 15 euros 19 euros 12 euros 14 euros 4 euros
63,96 euros Santiago 19 euros 12 euros 14 euros 4 euros
Lechu 59 euros 17 euros 15 euros 19 euros 12 euros 15 euros 4 euros
Alfonso 87 euros 17 euros 15 euros 19 euros 12 euros 15 euros 4 euros
13,63 + 0,26 euros Club InLucro 492 euros 144 euros 120 euros 168 euros 108 euros 123 euros 36 euros

3 Quiniela de 7 dobles reducidos a 13. 36 euros

La Paradoja del Terrobajista Ilustrado


Cuando montas un circo, el único peligro que corres es que te crezcan los enanos. Lo saben todos los empresarios, todos los inversores y, como regla general, cualquier jugador acostumbrado a lidiar bajo presión con el insobornable riesgo. Es la teoría del cisne negro, un bicho con patas que vuelve supersticioso al más cartesiano y humilde al más soberbio. Digamos lo mismo en castellano: las meigas no existen, pero haberlas haylas. Quién olvida el refranero de su pueblo, tarde o temprano caerá del pedestal en que le ha aupado la suerte. Esa precaución por no mentar al bicho con patas es quizá la verdadera razón por la que los constructores españoles no salieron a defender el honor ultrajado del sector inmobiliario. Han aguantado 5 años las críticas más injustas y las calumnias políticas más destructivas sin decir esta boca es mía. Por desgracia para ellos, la callada interpretada como cobardía ha otorgado patentes de corso hasta el último mono con veleidades sindicales de este nuestro país y hasta de la India.

A este mono que no hace gracia bauticé hace años con el nombre de terrobajista. Desde que inventé el término, circulan varias definiciones por la Red, a cuál más incierta. Digamos que es un alarmista a sueldo, interesado en difundir un clima de terror económico con la absurda esperanza de poder comprar a la baja. En sus inicios, la campaña terrobajista tenía unos fines políticos bastante definidos y hasta reconocidos: favorecer la inversión financiera y potenciar la intervención pública en detrimento de la promoción libre privada. En esa línea de pensamiento se inscriben desde la ministra María Antonia Trujillo hasta los componentes más radicales del Tripartito Catalán. La punta de lanza ideológica del presidente Zapatero llegó a coquetear directamente con la idea de expropiar, de facto o de iure, los pisos catalogados como vacíos. Sólo la necesidad de captar votos puso fin al disparate argumental.

No es necesario glosar en exceso el argumentario terrobajista. No hay periodista español o británico que se precie que no sea capaz de recitar las cuatro verdades de la burbuja inmobiliaria: los constructores son unos chorizos “corrutos”, el precio de los pisos es inasequible para el 99% de la población, se han construido más viviendas en España que en Francia, Alemania y Groenlandia juntas, y la culpa es de los especuladores y de los bancos por bajar los tipos de interés. Con esos mimbres, la prensa ha montado la carpa y todo vale para cobrar el espectáculo ahora que la crisis subprime ha dejado al sector maltrecho y malherido. Incluso el escarnio público.

La confusión que reina en la economía española en estos momentos no puede ser mayor. El debate de investidura poco o nada ha aclarado. De él sale el primer gobierno paritorio de la historia reciente, y la promesa de reconvertir a los albañiles en jardineros y a los constructores en administradores de fincas. El dinero del superávit se lo repartirán los tres peloteros más endeudados del régimen a cambio de deshacerse en alabanzas, disfrazar parados y ayudar a construir 150.000 viviendas para la próxima tómbola VPO. Falta por saber si al resto de los empresarios les convence la jardinería, o si se multiplicaran las suspensiones de pagos y las quiebras directas antes de que llegue el verano, en un “sálvese quién pueda” sin precedente. La banca y las cajas empufadas les han cerrado el grifo y no están ya en condiciones de arriesgar lo que les queda de patrimonio. Obreros, pequeños empresarios, promotores, bancos y clientes finales pueden acabar perdiendo el trabajo y el dinero de los dos últimos años.

Llegados a este punto es preciso volver a hablar de riesgo moral para señalar la extraña paradoja que la actualidad nos sirve en bandeja de plata. La paradoja del terrobajista ilustrado. Unos cálculos más o menos oficiales del sector bancario cifran entre 200 y 300.000 millones de euros el riesgo crediticio que acumulan las empresas constructoras e inmobiliarias en España, con un stock de viviendas en promoción de unas 500.000 viviendas. ¿Qué impide a los malvados “ladrilleros” aprovechar las circunstancias y presentar voluntaria y legalmente suspensión de pagos? El enunciado de la paradoja es sencillo: si los terrobajistas están en lo cierto, y los constructores son un atajo de aprovechados ¿por qué ahora no suspenden pagos ahorrándose dinero y disgustos? Si por el contrario ha sido una campaña de acoso y derribo injusta y sin precedente que ha minado la confianza en la economía española ¿por qué ahora han de pagar las consecuencias los constructores, asumiendo el compromiso de mantener el empleo y honrar las deudas contraídas?

(c) Belge. El Sábado.es. Junio 2007

Los 7 pecados capitales del terrobajismo


 

ZP se ha quitado de en medio. Tras un año de dura campaña electoral, se toma su merecido descanso hasta septiembre. Ha dejado de guardia a otros para poner buena cara al mal tiempo, y lidiar con los temas de menor enjundia. La crisis terrobajista causa estragos y cada vez resulta más difícil prometer un mañana risueño con cara de póker. Solbes lo sabe y hace lo que puede. No hay que hacer sangre de quién no aprovechó nunca la coyuntura favorable para echar las campanas al vuelo y atribuirse méritos. A un político así hay que tenerle ley, como dice Sabina.

Los otros, lo que no supieron defender como políticos, lo lloran ahora como terrobajistas. ¡Será por circunstancias atenuantes! Frente a las inclemencias del tiempo, ¡se han puesto a rezar los muy cobardes y ateos! Virgencita, virgencita… Cuando en 1996 se abrieron de par en par las puertas de la inmigración ilegal, miraban para otro lado con pose torera… Cuando se trucaba el IPC y se marcaban las cartas, negociaban contrapartidas personales para su silencio… Cuando se congelaban los salarios, aceptan sin pensárselo dos veces el mal menor… Cuando por fin les robaron las elecciones en Madrid, en lugar de plantarse con pose torera, negociar una salida digna al embrollo electoral, o elegir el mal menor, se achicaron, se retiraron a rumiar su frustración y ocultar sus vergüenzas. De todos esos polvos, estos lodos.

Tengo para mí que es un auténtico milagro que la economía española haya aguantado una campaña de acoso y derribo que ha durado 5 años. Al promotor cobrando, y con el mazo dando. Como en el monólogo del panadero argelino del genial e irrepetible Raymond Devos. Tanta calumnia aguanta el hombre, que acaba regresando a su país dejando al maldiciente pueblo francés sin SU pan. Hacer puntería con las tejas de nuestro tejado, que diríamos por aquí, no es afición exclusiva de los españoles, claro está, aunque sí solemos hacerla a destiempo aprovechando que los demás hacen de su capa un sayo.

Lo del aterrizaje suave era una manera de esconder un as en cada manga. Frente al certero reproche de que el parón inmobiliario pondría en grave riesgo los ingresos del estado y el mismo empleo de las gentes más humildes, pareja de ases. Nadie quiere la muerte de promotor, digo pecador, pero es necesario forzar un aterrizaje suave. ¿Quién iba a hacer caso a los agoreros que se empeñaban en decir que lograr un aterrizaje suave era más improbable que conseguir una Escalera Real sin descarte? Nadie. Hace ya tiempo que la economía no es más que un amasijo de conceptos hueros y de dogmas que sirven de coartada para practicar la política de los hechos consumados.

A los terrobajistas debemos agradecer que hayan dejado al descubierto el cordón umbilical que une la política económica y monetaria a la moral cristiana. Y poco más. Los monos con veleidades sindicales a los que aludía la semana pasada se atribuyen el mérito de plantear un debate necesario y poner el dedo en la llaga, pero es rigurosamente falso. Los pecados capitales del terrobajimo que hemos descrito son la envidia y la codicia, la mentira y el resentimiento, la cobardía y la pereza, y por encima de todo, claro está, el empecinamiento. Resulta más sencillo señalar culpables con el dedo que tener el valor de aplicar soluciones reales.

Los desequilibrios del mercado de la vivienda en España no hunden sus raíces en la luciferina especulación, ni tan siquiera en el oportuno conchabeo de políticos y funcionarios corruptos, sino en la ausencia de una verdadera política de vivienda social en España. Blindar a los inquilinos morosos frente a los legítimos propietarios, regalar viviendas con el dinero de los contribuyentes, permitir la reventa y el tráfico de vivienda protegida no es hacer política social, sino todo lo contrario. La promoción de las necesarias viviendas de alquiler protegido exige de la administración un control riguroso y permanente de las rentas de los beneficiarios que solicitaron la ayuda del estado y la solidaridad del resto de los españoles. Si eso falla, todo lo demás es sólo una manera de marear la perdiz.

(c) Belge. El Sábado.es  Febrero 2008

Nunca formaría parte de un club que me admitiera como socio. Pero toda regla tiene su excepción.