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Año cero. Día 15. El achique de espacio


Operación torero muerto. La mofa de los apparatchiks del PSOE es una obscenidad política. Acular al bicho en tablas para cortarle la coleta, dicen. En el mismo momento que Pablo Iglesias se giró hacia la bancada socialista para mentar a Felipe González, su acusación quedaba grabada en bronce. La venganza del PSOE ha sido apropiarse del discurso y programa de Podemos. Achique de espacio.

Franco volverá al Pardo 44 años años después de fallecer. La Sentencia del Tribunal Supremo , en su obscena unanimidad, es una enmienda a la Transición. Una gran victoria política para Pablo Iglesias. Si el Supremo valida implícitamente que el Pacto de la Transición fue ilegítimo, está socavando los pilares de la Constitución de 1978. ETA tenía razón, decía el líder de Podemos. Ahora también lo dicen el PSOE y el Tribunal Supremo.

Nadie parece interesado en recalcar lo más obvio. La misma sentencia que dinamita la legitimidad de la institución monárquica con carácter retroactivo es la que blanquea a un presidente de gobierno que no salió de las urnas y usurpó el papel de Jefe de la Oposición para saltarse el espíritu y la letra de la Constitución. Lo de menos es si trasladan los huesos de histórico Jefe de Estado al panteón familiar de El Pardo o hacen caldo de cocido con ellos.

El príncipe Juan Carlos de Borbón nació en Roma, y allí vivió sus primeros años. La impronta italiana en su personalidad es esa “finezza” tan sutil que resulta difícil de traducir. El español suena cínico a fuerza de ser pragmático, pero el italiano lo es por sobredosis de sabiduría. A los 100 años todos son calvos, si, pero el italiano aprecia que “Cuando finaliza el juego, el Rey y el Peón vuelven a la misma caja”. Es la misma distancia que va del pacto político de la Transición a la sutil venganza de Juan Carlos I. En contra de la voluntad del anterior Jefe del Estado, que deseaba reposar en El Pardo, lo mandó inhumar en la misma caja que los humildes soldados abandonados en los campos de batalla y en las fosas comunes.

La Sentencia del Tribunal Supremo es inmoral por cuanto adultera la Memoria Histórica y blanquea que el Ejército Republicano abandonaba a sus soldados movilizados allí donde caían muertos. Miles de campesinos alistados a la fuerza fueron enterrados sin identidad en improvisadas fosas comunes. El gobierno republicano nunca fue juzgado por el crimen de contravenir sistemática y deliberadamente la Convención de Ginebra.

El verdadero sarcasmo de que Sánchez quiera identificar a los campesinos que dejaban tirados en las cunetas es que pretende malversar el Gasto Público para comprar votos y llenar el pesebre en beneficio de los mismos socialistas y nacionalistas que se aprovecharon 40 años del régimen franquista. La bochornosa unanimidad del Tribunal Supremo nos aboca a una Reforma de la Constitución sin consenso y nos adentra sin remedio por la senda del Totalitarismo Marxista.

© Belge

La colonización marxista del Reino del Kongo


Ya sea por razones fisiológicas, por sesgo cognitivo o pereza ideológica, suele ocurrir que lo evidente es lo último que se ve. Un buen libro cumple su función cuando descubre al profano la lógica oculta de las cosas que pasan. Congo lo es. Desde la primera página, es un bofetón de realidad con la mano abierta. El tono elegido para el relato es idóneo.

Empezaré por una anécdota extraña. Cuenta David Van Reibrouck que el invento de un humilde veterinario escocés salvó a Leopoldo II de la quiebra más absoluta. Un golpe de fortuna extraordinario. El libre comercio había arruinado a Leopoldo II, al convertirlo en propietario de un territorio tan vasto como el continente europeo del que no conseguía extraer ninguna renta. El neumático de Dunlop revolucionaba toda la Industria, convertía el Estado Libre del Congo en el primer exportador mundial de caucho y al monarca belga de origen alemán en el hombre más rico de la Vía Láctea.

La extracción del preciado latex de las lianas de caucho devino una despiadada servidumbre, una manera de pagar impuestos al Rey de los Belgas. Los habitantes del inmenso Reino del Kongo fueron reducidos, de facto, a la esclavitud. Los funcionarios y empleados del Monarca iban a comisión en el lucrativo negocio y no dudaban en emplear la fuerza y la violencia para incrementar la producción. En lugar de incentivos, los nativos recibían balas. Locura y terror en el corazón de las tinieblas.

Los mercenarios locales, armados por Leopoldo II, disparaban con pólvora del Rey. Para evitar los abusos, y que se dedicaran a la caza furtiva para alimentar a sus propias familias, los funcionarios belgas les obligaban a justificar cada bala que disparaban. De ese modo nació la curiosa costumbre de amputar la mano derecha a los recolectores de caucho a los que asesinaban por no cumplir con la producción de latex asignada.

La globalización y la revolución industrial empezaron, como se ve, de un modo absurdo. El libre comercio en África Central provocó un genocidio y una catástrofe humanitaria sin precedentes, cuyas consecuencias se prolongan hasta hoy. A tientas, y sin proponérselo realmente, Leopoldo II de Sajonia-Coburgo-Gotha había inventado una nueva forma de colonización.

El Reparto de África

La colonización tardía del Congo fue el preámbulo del siglo XXI. Por resumir: los sueños de la razón positivista y de la globalización comercial producen monstruos. La locura nihilista que se deriva del Idealismo Alemán lleva dos siglos causando estragos en todo el planeta. La taxonomía tribalista que ha desolado Europa y África, con barniz de ciencia etnográfica, no es sino la enésima mutación del rancio feudalismo germano. Nos engañaron a todos con la historia de las naciones y pueblos europeos y nos han tomado el pelo con el cuento de las tribus africanas. Con las mismas coartadas científicas, los mismos embustes culturales y las mismas finalidades políticas.

Fue algo realmente fortuito.Fue el azar y no la necesidad el que impulsó a Leopoldo II de Sajonia-Coburgo-Gotha a inventar una nueva fórmula de colonización. Bélgica, un estado tampón creado para separar a católicos y protestantes de Francia y Alemania, era demasiado insignificante para aspirar a nada en el nuevo reparto colonial de los territorios del ancho mundo. Berlín, la capital del Reich, llegaba tarde a la fiesta y no sabía muy bien cómo romper la baraja. Leopoldo II era hijo de Leopoldo, un ambicioso y calculador príncipe alemán al que Francia había vetado en España. Tras quedar apartado del trono Inglés, y rechazar el de Grecia, había acabado por aceptar ser el Rey de los Belgas. Y de alguna manera extraña, todas las grandes cancillerías de la época debieron considerar que quedaban en deuda con aquel providencial aliado.

Con el pretexto de cartografiar el río Congo, Leopoldo II había financiado sin fondo al explorador Morton Stanley y otros aventureros. Lo que tenía en mente era brillante: poder llegar al reparto de África en la Conferencia de Berlín con una propuesta ingeniosa. ¿Porque no crear en el corazón de África un gigantesco territorio a imagen y semejanza de Bélgica en Europa? ¿Un territorio neutral en el que el libre comercio estaría asegurado para todas las partes? Leopoldo II se ofrecía como garante y avalista del acuerdo. Así nació, con la bendición de la Alemania de Bismark, el Estado Libre del Congo. Era un No Estado: una finca privada de unos 10 millones de km2, administrada desde Bruselas.

La Colonización Marxista

Es difícil imaginar el reto que supone la gestión de una finca privada tan vasta como el continente europeo. De menos a más, la compleja administración de la propia casa, de una comunidad de vecinos o de una pequeña empresa, ya invita a la reflexión. Entre 1885 y 1906, el Rey Leopoldo II intenta crear el embrión de una administración desde la más absoluta nada, en una sociedad que no usa dinero para sus intercambios. Produce sudores fríos solo de pensarlo.

El terror no es una circunstancia política, es una pauta económica fundamental. Los expertos no se ponen de acuerdo sobre el número de víctimas, entre 10 y 15 millones de personas, pero sí sobre la causa del genocidio: la explotación del caucho. Es un rango similar al que dejó, en Ucrania, la colectivización forzosa del campo, y al de los 43.000 campos de trabajo que los alemanes construyeron en el Este de Europa entre 1940 y 1945. Las poblaciones asesinadas y atemorizadas huyen de sus casas y son hacinadas en arrabales de ciudades y campos de refugiados sin infraestructuras.

La pauta se repite idéntica, una y otra vez, en África, en Asia, en América Latina. Las milicias y los mercenarios pagados por la Industria siembran el terror entre los campesinos y provocan desplazamientos masivos hacia las ciudades. La desertificación del mundo rural y empobrecimiento de la dieta tradicional desploman la natalidad y aceleran el envejecimiento de la población. En el Congo de Leopoldo II, se pudo observar ese fenómeno, por primera vez y con total nitidez.

Otro rasgo propio del paradigma marxista y nacional socialista alemán, que ya se aprecia en el Congo, es su obsesión por controlar y manipular la composición étnica de la sociedad y limitar sus movimientos. Ingeniería social, avant la lettre. Como no existían clase obrera oprimida, burguesía explotadora ni malvados usureros judíos, se inventaron tribus características y se trajeron inmigrantes de otras regiones de África para trabajar en las minas de cobre y diamantes.

La tarea era ciclópea y Leopoldo II ya estaba exhausto y moribundo. En 1908 le endosaba la gestión de su propiedad al Parlamento Belga. El Estado Libre del Congo pasaba a ser oficialmente el Congo Belga, con una nueva política colonial muy similar a la de Sudáfrica: los blancos con los blancos y los negros con los negros.

© Belge

Año 0. Día 4. Barcelona, donde la espalda pierde su nombre


Totalitarismo. Mil nombres para el sexo, solo uno para el amor.  Puede que sean mil etiquetas para no decir nada. Es estado de sumisión frente a la administración que se desboca.

Barcelona, la Ciudad de los Prodigios, a punto de tener un Regidor de Esquerra Republicana. La corrupta burguesía mandó emisario al norte para contratar al mejor mercenario. Pero Francia les ha vendido paquete por liebre, mulo paticojo.  194.461 votos: el listón mínimo que debe superar, lejos de los 868.365 que consiguió Arrimadas. Chupado: se queda  con 133.427. ¡Mon Dieu! ¡Qué ridículo! No es nada fácil pregonar virtudes y señalar herejes cuando se pierden 735.000 votos.

Con esa resaca de 6 concejales, el corrupto gremio quiere blanquear a Colau. Les hace gracia la chica que un día okupó el Consistorio para poder amargarle al Rey Felipe VI sus visitas oficiales.  Le faltaron los ovarios de la Forcadell, para recibir a Otegi y hacerse la foto, pero nobody is perfect.

El Liverpool humilla al Barça de Messi, Manuel Carlos Vals Galfetti se nos viene a las Españas a hacer de viejo verde, y Ernest Maragall, ya parece el listo de la familia: ¡algo grande está pasando en Barcelona!

¿Cómo reconocer a un NAZI debajo de las máscaras?


¿Qué es el nazismo?

Nacional Socialismo es ideología alemana en estado de guerra. Dicen que nació de la Frustración, de la Rabia y de la Envidia  tras naufragar el sueño Imperial del Kaiser Guillermo en las trincheras inundadas de Ypres y Verdun, pero lo cierto es que la burlesca proclama que adornaba las cancelas de hierro forjado de Sachsenhaussen era un lema que se hizo popular en la sociedad alemana del siglo XIX. Dicen que eran cuatro locos, pero lo cierto es que abunda el material gráfico que muestra las plazas de la cosmopolita Viena llenas a rebosar. Dicen que NAZI es hoy un insulto del que se abusa de un modo recurrente, pero lo cierto es que en las Facultades de Filosofía el personal docente se tiene que emplear a fondo para blanquear a muchos autores alemanes y que el alumnado no piense que Heidegger o Niestche eran vulgares nazis.

Nazismo y comunismo son dos caras de una misma moneda, pese a quien le pese. Ni siquiera el antisemitismo y el profundo racismo que caracteriza el nacional socialismo alemán es suficiente para definir la diferencia: Alemania ya era profundamente antisemita y racista antes de que nacieran Hitler o ninguno de sus cómplices.  Mucho se ha escrito sobre todos los temas relacionados, y sobre la naturaleza del Mal, pero lo cierto es que el marxismo es hijo natural del Idealismo alemán. Lo que cree el hombre de la calle en 1918, con independencia de su suerte vital, es lo que le han enseñado.  La lista de los autores que han conformado el paradigma de la Ideología Alemana, desde Martín Lutero hasta Martín Heidegger, es imponente.

Indignados, progresistas, ecologistas, animalistas

Alrededor de conceptos como los de “Progreso”  y “Predestinación” orbitan muchos otros valores propios de la Ideología Alemania.  Conceptos del romanticismo como los de “Pueblo Elegido” , “Clase Social”, “Pureza”,  y “Superhombre”  sirven para articular toda suerte de relatos políticos y filosóficos característicos.  La “Historia” sustituye a “Dios” pero sigue moviendo al “pueblo elegido” hacia su Destino inevitable. Cuando la cosa sale mal, y se frustran los sueños de los que creían estar “predestinados”, hay que recurrir al enemigo “impuro” que corrompe.  Tal vez Dios hubiera muerto, pero Satán seguía muy vivo.

En su obra magna,  Postguerra, el historiador británico Tony Judt relata con gracia cómo la Administración Americana se dedicó a blanquear la Ideología Alemana, convirtiendo al Poder Nazi en cosa de “4 locos” descarriados.  Una hábil recreación del Mito del Flautista de Hamelín.  Debido a la crisis, al Tratado de Versailles, a la política monetaria de la República de Weimar, a los especuladores, los 4 se volvieron locos y arrastraron a 80 millones de almas inocentes.  Dios ha muerto, si, pero el Diablo no descansa.

Hoy es frecuente en Europa y EEUU que los más jóvenes se definan como ateos y laicos, indignados y progresistas. Dicen que Dios ha muerto, pero por alguna razón misteriosa siguen creyendo en Lucifer, el poderoso ángel caído. Creen en una divinidad terrible, insondable, nada amable, que usa al ser humano para llevar a cabo toda clase de planes perversos, ya sea desahuciar a los pobres de sus casas o para calentar el Planeta.

 

Desde el Paradigma que dominaba en Roma, hace 2000 años, hasta el actual Paradigma dominante de la Globalización se han sucedido 80 generaciones. Nos puede parecer que la Evolución ha sido notable,  pero no son muchas. La Civilización en Egipto se legó de padres a hijos durante más de 200 generaciones. Cambian las palabras y las modas, pero los conceptos fundamentales se articulan igual. Un vecino de Roma, hoy, no piensa ni siente de un modo muy diferente a como lo hacían sus antepasados.  Un ciudadano español contemporáneo es capaz de leer y entender lo que escribían y pensaban Cervantes o Quevedo. Pocas cosas han cambiado: pensamos como vivimos.

Por resumir lo que sería ,sin duda, un análisis muy extenso, al estilo del espistemólogo Thomas Kunt,  podría decirse que se observan una serie de transiciones históricas entre lo que es el Paradigma de la Civilización Romana y el Paradigma de los 43.000 Campos  de Exterminio por el Trabajo que construyeron los nazis en toda Europa.   La Civilización Militar que extiende el Derecho Romano por toda Europa y el Norte de África cede el testigo a una Roma Católica que consigue proyectar y  prorrogar viva su influencia durante más de 1.000 años. Ello fue posible porque Roma logra fecundar el cristianismo monoteísta importado desde la provincia palestina. Oficialmente, los católicos siguen creyendo en un solo Dios verdadero, pero en la práctica cada Domus rinde culto a sus propios Santos y Vírgenes.  Cada pueblo de España o Italia elije libremente a quien reza y descarga de responsabilidad a Dios.  El catolicismo romano es una religión de hombres libres.

Aprovechando el enorme caos que provoca la Peste en la Europa renacentista,  y las dudas que suscita sobre la responsabilidad de Dios, los pueblos bárbaros del Norte se rebelan contra Roma. No admiten que sus esclavos puedan elegir libremente a que Santo rezar, ni que puedan comerciar libremente con Dios la salvación de su alma. Los escritos profundamente antisemitas de Martín Lutero, el mercenario de los corruptos y poderosos Príncipes alemanes de la época, rompen con los valores liberales y humanistas de Roma y sientan las bases de un modelo de sociedad “totalitario” en el que el “ojo de Dios” vigila que nadie se “desvíe”.   El “pecado”, que no tenía importancia en Roma, pasa a ser la piedra angular de la Reforma Protestante.   El “Dios” de los protestantes del Norte no es un Dios amable con el que se pueda conversar, ni que esté dispuesto a liberar esclavos. Es el “ángel de luz” que todo lo ve, y no deja pecado sin castigo.  En ese paradigma, los valores importantes se articulan en torno a la “pureza” y a la “predestinación”.  El esclavo seguirá siendo un esclavo, pero si trabaja duro para su amo toda la vida, se acercará a la Gracia de Dios.

 

El Paradigma de la Reforma, y su apego a las Finanzas, a la Alquimia y a la Industria de las Armas, ha logrado desteñir con los años sobre el ideario del mundo romano, dando pie a lo que se conoce como Católico no practicante.  Es una de las consecuencias de la Paz de Westfalia. Durante los 300 años que dura la Tregua, hasta la Segunda Guerra Mundial, los Protestantes libran su principal  batalla en el campo de la propaganda política y cultural, pagando grandes sumas a los intelectuales de la época para alimentar una Leyenda Negra contra el mundo católico.

 

La figura inversa a la del católico desmovilizado por la propaganda es el Puritano, un protestante que milita sin descanso, un indignado que ve el pecado por todas partes.  La multiplicación de estos individuos, da origen en Europa al paradigma del romanticismo. Ellos son los héroes del “pueblo elegido”, siempre dispuestos a delatar y a dar la alarma. Por encima de cualquier otro valor, está “su verdad”: han sido elegidos por el “Ángel de la Luz” para pastorear el rebaño.

La siguiente transición en el Paradigma dominante coincide con un periodo de guerras competitivas entre facciones de protestantes.  El gran ascendente de puritanos, nacionalistas románticos y dogmáticos, provoca al principio del siglo XX la mayor catástrofe militar y social de la Historia de la Humanidad.  Ni siquiera la epidemia de Peste en el siglo XIV fue tan mortífera.  Las dudas y el odio que desatan la Primera Guerra Mundial, mueven al puritanismo a radicalizarse aún más. Su huida hacia adelante le lleva hasta el corazón luciferino de las tinieblas políticas en los años 30, pero es el apoyo de la Industria y de las Empresas lo que da origen al verdadero paradigma nazi que se estrena en Sachsenhaussen.  Aquel campo de concentración fue el patrón concentracionario sobre el que los puritanos construyeron 43.000 campos de trabajo en los que exprimir los trabajadores hasta la muerte.  Fueron asesinadas, en total, 15 millones de personas, tras hacer ricas a las principales multinacionales alemanas que conocemos hoy.

Los americanos aceptaron la herencia de los nazis al nacionalizar a destacados criminales de guerra como Von Braun. Hay muchas imágenes de archivo,  terribles, que muestran como experimentaban los efectos de la aceleración con los trabajadores del campo que ya no eran lo suficientemente productivos.  Tony Judt nos recuerda  la admiración que sentía la Administración Americana por el modelo de Europa diseñado por los nazis.  Extraños paradigmas.

Breve resumen de la escala paradigmática

  1. Paradigma de la Civilización Romana – 2.  Roma Católica   –  3. Paradigma del Catolicismo   4. Paradigma del Catolicismo No Practicante –   5.  Paradigma del Cristianismo  – 6. Paradigma Protestante de las Reformas  Luterana y Calvinista   –  7 . Paradigma del Puritanismo  –  8.  Paradigma del Marxismo Luterano  – 9.  Paradigma del Nazismo  -10.  Paradigma de la Concentración en los 43.000 Campos de Extermino por el Trabajo

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