¿ A quién le interesa provocar la quiebra del Banco Popular?


En la crisis actual que está soportando el Banco Popular,  es importante entender las perversas razones que impulsan a algunos lobbies de Barcelona a promover la quiebra y liquidación de la única entidad financiera española que no se ha beneficiado de ninguna ayuda directa ni indirecta. Provoca cierto sonrojo intelectual leer a analistas, políticos y periodistas catalanes y valencianos cuando se ponen estupendos y se oponen a cualquier tipo de rescate con un mínimo coste para los contribuyentes. Solo falta que nos hablen de riesgo moral y de las esencias liberales del mercado los mismos personajes que aplaudían con las orejas que se rescatara con 60.000 millones de euros de dinero público el corrupto sistema financiero catalán y con más de 40.000 millones las politizadas cajas de ahorro valencianas.

El Fondo de Reptiles es una expresión acuñada en su día por el poderoso Bismark para referirse al soborno de la Prensa y a la compra de periodistas.  La anécdota histórica es tan reveladora como divertida. En España, dicho Fondo siempre ha estado muy bien dotado, pero nunca tanto como en la actualidad.  El lobby catalán ha invertido mucho dinero para intentar “crear opinión” y provocar un cierto clima de “alarma” que deje al Banco Popular al pie de los caballos.

Como ocurre con el argumentario que los partidos políticos distribuyen habitualmente a sus periodistas y militantes,  los artículos que se han publicado en las últimas semanas siguen un mismo guión retórico.  El Banco Popular tiene una cartera inmobiliaria problemática, la compra del Banco Popular por parte de Santander o BBVA es un mal negocio que penaliza sus acciones, la fusión natural de Bankia y de Banco Popular sería poco menos que un intolerable rescate público que restaría valor a su privatización (apréciese la sublime contradicción), lo mejor para el mercado es que accionistas, bonistas y depositantes del Banco Popular pierdan sus ahorros, el Banco Popular no es un banco sistémico y no pasaría nada si quiebra.

En ese tipo de análisis patrocinado solo falta el verdadero motivo por el que intentan quemar el bosque: hacer desaparecer los rastros, las huellas y las posibles evidencias de una gestión frívola y arriesgada.  Siempre que un inversor compra, hay otro que vende, y uno de los dos se equivoca.  Es la regla de oro de la teoría del mercado eficiente.  La generosa contrapartida de bancos y cajas en el mercado desde el año 2006 deja un saldo de inversores y empresarios ganadores ( los que vendieron y consiguieron generosos préstamos) y un reguero de pymes, pequeños ahorradores y depositantes perdedores.  Pero lo que es obvio y notorio hoy, asumido por todos,  ya era conocido por unos pocos expertos y analistas del sector en el año 2003.  E incluso antes. En sus escritos de prensa, el gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, ya mostraba toda su preocupación.

En el año 2003, quién firma este artículo ya publicó varios análisis sobre el gran riesgo que entrañaba la expansión de los balances.  Entendía, desde el más puro y lego sentido común, que las Nuevas Normas Contables Internacionales propiciaban la venta indirecta de activos dudosos y comprometidos a los bancos y cajas menos vigilantes o escrupulosos.  Yo entendía en 2003, que cualquier empresario con un local comercial revalorizado y un balance un poco aseado podía “asegurar” una buena venta de su negocio por el sencillo procedimiento de pedir generosos préstamos o líneas de crédito con el pretexto de “crecer” y “expandir” el negocio.

Hubo muchas presiones políticas desde Berlín y Bruselas para levantar la mano en la gestión del riesgo, y que fluyera el crédito “a valor de mercado”.  Y no solo fuera de nuestras fronteras. En España, el incipiente debate social sobre el apetito inmobiliario de los particulares sirvió para ocultar la frívola y dudosa gestión del riesgo en las politizadas Cajas de Ahorro. No es ninguna casualidad que ese mismo debate existiera en el seno del muy conservador y riguroso Consejo de Administración del Banco Popular y que los partidarios de “expandir los balances” estuvieran locos por “echar” a Luis Valls Taberner.  Tampoco lo es que ahora quieran promover la quiebra que borre las pruebas que pudieran delatarles.

 

P.D (12/06/2017  Entrevista a Angel Ron.  http://www.abc.es/economia/abci-banco-popular-sido-solvente-hasta-ultimo-201706112241_noticia.html   Habla con toda la claridad posible)

La crisis del Banco Popular


Éramos pocos y parió la abuela.  La crisis del Banco Popular empezó el mismo día que alguien decidió defenestrar a Luis Valls Taberner y colocar a Ángel Ron al frente del que era considerado el mejor banco del mundo. No fue algo accidental.  Recién aterrizado Zapatero en La Moncloa, el equipo de gestores de Ron empezó a filtrar su interés por promover fusiones extrañas, que nunca llegaban a nada.  Pero es en 2006, cuando Ángel Ron se hace con las riendas de  la entidad con el apoyo de un sector del Opus Dei. Sale Javier Vals, que había permanecido como copresidente del Banco, y Ángel Ron se queda como Consejero Delegado con el apoyo de la Sindicatura de Accionistas.

Su primera gran decisión fue convocar a todos los directores de sucursales en Las Rozas para explicarle el nuevo rumbo que iba a tomar el Popular.  El Plan Suma. El objetivo era alcanzar la cifra de 1000 millones de euros en comisiones, siendo mucho más agresivos en el sector inmobiliario.  Los viejos directores del Banco, prejubilados todos sin misericordia, no han olvidado aquella mítica reunión al estilo “americano”.  De aquella época es la Deuda de Colonial, la inmobiliaria que La Caixa le “vende” a Luis Portillo, un empresario de Dos Hermanas bien relacionado con el PSOE. En tan solo dos años – el tiempo que transcurre desde la creación de Inmocaral hasta su inclusión como Colonial en el Selectivo Ibex 35 con la ayuda de la CNMV – el promotor sevillano consigue  cerca de 10.000 millones de euros en préstamos de bancos y cajas.

A principios de 2008, el Banco Popular entra como accionista forzoso de Colonial para intentar recuperar parte de los 365 millones de euros prestados inicialmente.  Esto es, por aquello de las magnitudes: 60.000 millones de las antiguas pesetas.  Es más del doble de lo que Luis Portillo le adeuda a La Caixa en el mismo tiempo y circunstancia.

Otra  de las brillantes “gestiones” por la que Ángel Ron merece pasar a la Historia es la compra del Banco Pastor en 2011, sin ayudas públicas, cuando todo el sistema financiero español está suspendido al borde mismo del abismo.  Le toca asumir todo el pasivo de la maltrecha cartera industrial e inmobiliaria de la entidad gallega. Algo podía haber sospechado el Consejero Delegado del Banco Popular, cuando unos meses antes el Pastor se había deshecho de Fenosa,  la Joya de la Corona.  En 2012, Pescanova deja de presentar sus cuentas: la auditora KPGM revela que tiene un agujero de 927 millones de euros y eleva su deuda financiera hasta los 3280 millones de euros.  Cuando al pobre le dan merluza, o la merluza está mala, o el pobre está jodido.

Podríamos ir enumerando, uno a uno, todos los charcos  en los que ha ido saltando Ángel Ron, hasta llegar al esperpento de Abengoa, pero sería un ejercicio tan tedioso como inútil. La masa arbolada impediría ver el árbol, y miles de pequeñas operaciones financieras concretas pasarían desapercibidas.

(c) Belge

El vehículo híbrido.


En un nuevo caso de desmemoria histÉrica uno no deja de preguntarse.

Consultando sobre la historia del vehículo híbrido, en casi ningún sitio aparece la figura de Francesco Scrimieri. Esta persona funda en Valladolid, en el año 1985, 12 años antes de la aparición del Toyota Prius, una sociedad, Inausa, dedicada al desarrollo y fabricación de vehículos bimodales diésel/eléctricos (híbridos).

Muchos de los vehículos fabricados pudieron verse en nuestras ciudades, como pequeños camiones para recoger basura.

Pero son cosas que parece que conviene olvidar.

alrodrigo

Nunca formaría parte de un club que me admitiera como socio. Pero toda regla tiene su excepción.