El peso demográfico de Madrid es del 14%. En teoría, bastaría multiplicar por 7 sus estadísticas para conocer la realidad nacional. Así, las 21.000 muertes por COVID que contabiliza la Comunidad en sus informes pasarían a ser 150.000 defunciones en toda España, en línea con lo que venimos publicando en INLUCRO.ORG desde el pasado mes de abril. Lo que nos intriga del balance que presenta la CAM es la distribución de las muertes, diferente en algunos casos a lo que se ha podido observar en otras regiones. Tal vez se deba a la estructura diferente de su población y a la mayor disponibilidad de camas de hospitales. Solo el 30% de las muertes se ha registrado en un geriátrico o en casa. Defunciones por edad y sexo
Fuente: CAMHasta los 65 años, mueren en Madrid y España la mitad de mujeres que hombres. Es un dato extraordinario que el terrible coronavirus respete la misma pauta. La literatura que hemos hallado, previa a la crisis sanitaria, se anda por las ramas. No explica el exceso de mortalidad masculina relacionado con un mayor número de enfermedades respiratorias. A lo largo de los años 2018 y 2019, en Madrid fallecieron cada día 5,88 mujeres y 9,57 varones. En el cómputo nacional, fueron 48,5 féminas por un contingente de 97 hombres. Asombroso, como decíamos, por cuanto que el COVID eleva esa media diaria a 52,6 mujeres por 103,8 varones jóvenes. ¿Cómo podemos sostener de un modo cartesiano que es la consecuencia de un contagio vírico posterior sin postular también que sea la causa previa que explique la diferencia? ¿Se morían de Coronavirus sin saberlo?La edad de los fallecidos en Madrid se ajusta bastante a la media oficial de 86 años que publica el Ministerio de Sanidad. Lo cual, lejos de clarificar nada, plantea otro desafío lógico. ¿Qué significa que haya muerto en exceso, por encima de la esperanza de vida, un número tan elevado de personas? ¿Si las personas mayores se mueren de viejas, a los 86 años, cómo es posible que el incremento de la tasa de mortalidad afecte por igual en proporción a ambos sexos y a todas las franjas de edad? ¿Por qué ese incremento es mayor en Madrid que en otras CCAA si su estructura de población es más joven?© Belge
Fuente: CAMHasta los 65 años, mueren en Madrid y España la mitad de mujeres que hombres. Es un dato extraordinario que el terrible coronavirus respete la misma pauta. La literatura que hemos hallado, previa a la crisis sanitaria, se anda por las ramas. No explica el exceso de mortalidad masculina relacionado con un mayor número de enfermedades respiratorias. A lo largo de los años 2018 y 2019, en Madrid fallecieron cada día 5,88 mujeres y 9,57 varones. En el cómputo nacional, fueron 48,5 féminas por un contingente de 97 hombres. Asombroso, como decíamos, por cuanto que el COVID eleva esa media diaria a 52,6 mujeres por 103,8 varones jóvenes. ¿Cómo podemos sostener de un modo cartesiano que es la consecuencia de un contagio vírico posterior sin postular también que sea la causa previa que explique la diferencia? ¿Se morían de Coronavirus sin saberlo?La edad de los fallecidos en Madrid se ajusta bastante a la media oficial de 86 años que publica el Ministerio de Sanidad. Lo cual, lejos de clarificar nada, plantea otro desafío lógico. ¿Qué significa que haya muerto en exceso, por encima de la esperanza de vida, un número tan elevado de personas? ¿Si las personas mayores se mueren de viejas, a los 86 años, cómo es posible que el incremento de la tasa de mortalidad afecte por igual en proporción a ambos sexos y a todas las franjas de edad? ¿Por qué ese incremento es mayor en Madrid que en otras CCAA si su estructura de población es más joven?© Belge
Yo nací en Bilbao allá por 1965. En un entorno políticamente tranquilo que prosperaba económicamente. Durante mis primeros años la realidad resultaba prometedora. La dictadura daba paso a una Transición que añadía libertades a la tranquilidad y la apertura a Europa disparaba la prosperidad. Una realidad que animaba al optimismo no solo en España, sino en el mundo. Las dictaduras y regímenes criminales derivados de la Guerra Fría parecían llegar a su fin con la derrota de la dictadura de la URSS. Y todo el planeta progresaba económicamente reduciéndose el llamado Tercer Mundo. Un arranque esperanzador. Pero en Bilbao ese escenario pronto se vio contaminado por un nuevo enemigo. El nacionalismo autoritario y criminal prosperaba con el visto bueno de una Francia que lo acogía en su Santuario y una Europa que animaba a los partidos políticos a ser condescendientes con él y alimentarlo. A dejar crecer y mandar a esa nueva ideología anti-liberal. Así hemos visto al País Vasco someterse a la imposición nacionalista hasta el absurdo de