La Revolución Puritana (12): El dedo en el fiel de la balanza


Tamquam Tabula Rasa. El Gran Reseteo que pretextan los puritanos con terminología digital es arrasar con todo para dejarlo como un solar. Como en Bamiyán, en Bagdad, en Palmira y tantos otros sitios. Formatear la Civilización para borrar la memoria de los siglos. Predican que la Historia es como una página en blanco, que Dios les ha encomendado reescribir, pero los que confunden la b con la v seguirán sin distinguir la baca del vurro.

Al margen de otras muchas preguntas interesantes que plantean las disputadas elecciones a la Casa Blanca, cuesta entender que una parte de la sociedad finja no ver lo extraordinaria que resulta que el mainstream mediático se apresure a cantar la victoria de Joe Biden faltando 20 millones de votos por escrutar. Una participación que ronda el 70% del censo es algo completamente insólito en un país como EEUU, pero no menos asombroso que los 78 millones de votos que consigue el Partido Demócrata con un candidato gris. Son 13 millones más que los que logró el carismático Barack Obama en 2012.

Tampoco es una circunstancia menor que 72 millones de americanos acudan a votar a Donald Trump pero se vean superados por una avalancha de votos llegados por correo, con más o menos opacidad por el camino. Chirria. La mujer del César no sólo debe ser honesta, también debe parecerlo. Cuesta entender que una parte de la Opinión Pública finja desconocer un principio tan básico y asentado. Si la democracia es, en esencia, un régimen de representación, es por definición, un sistema de transparencia.

Las voces que se manifiestan en contra de investigar el posible fraude electoral son las que siempre están dispuestas a blanquear las fechorías de los suyos. Abren puertas traseras a cualquier enemigo que les prometa una parte del botín. No les importa promover dictaduras si el tirano les garantiza, como decía el protagonista de Margin Call, un dedo en el fiel de balanza. Justifican atrocidades y genocidios en nombre de un supuesto derecho de injerencia humanitaria, pero entre todos sus nobles propósitos, la humanidad brilla por su ausencia.

Cuando el tsunami de la Crisis Subprime anegó los mercados, los puritanos pedían a grito hacer Tabula Rasa de todas las reglas que habían impuesto a los demás. Querían reescribir la página en blanco, palabrita del niño Jesús, pero llenaron el folio de erratas. La Agenda 2030 que predican ahora es más de lo mismo. Un programa de gobierno sin gobierno. Quieren hacernos creer que los Derechos Sociales son un lastre, que la Libertad es una rémora para poder competir con Asia, que la Naturaleza está amenazada, pero son burdas coartadas. La realidad es que los puritanos han perdido el control de la Globalización. Si un adolescente quiere un móvil nuevo, lo compra en China; si quiere un televisor, viene de Corea.

(c) Belge

La Revolución Puritana (11): Estadísticas de la Segunda Ola


Nuevas estadísticas, mismas preguntas. ¿Por qué se registran más muertes por Coronavirus en los países católicos? La excusa de una mayor vida social ya no sirve en esta ocasión para explicar por qué motivo hay menos muertos en la fría y otoñal Alemania que en Francia o Bélgica.

Tasa de Mortalidad de la Segunda Ola en Europa

Países Católicos Mortalidad diaria Países Protestantes Mortalidad diaria
Francia 520/ 65 MM Alemania 120/83 MM
Italia 350/ 65 MM Suecia 5/ 10 MM
España 350/ 47 MM Noruega 0/ 8 MM
Bélgica 200/ 11 MM Dinamarca 4 / 6 MM
Portugal 50 /  11 MM Finlandia 1/ 5 MM
Polonia 280/ 40 MM Holanda 70/ 16 MM
Irlanda 5/ 6 MM Suiza 50/ 7 MM
  1750/245 MM   250/135 MM

Sin necesidad de hilar muy fino, segregando las regiones católicas de Alemania, Suiza, Holanda y Reino Unido, salta a la vista la diferencia. Lo mismo que ocurrió en los primeros meses de la epidemia. Los 1.000 millones de católicos de Europa y América siguen teniendo 10 veces más posibilidades de morir por Coronavirus que los 250 millones de protestantes anglosajones y escandinavos, y 100 veces más que los asiáticos y africanos.

Extraños virus que “obliga” a los dirigentes marxistas y luteranos que gobiernan de facto el planeta por encargo de los Puritanos a imponer una serie de restricciones políticas que atentan directamente contra los fundamentos sociales y la economía de la civilización católica de herencia greco romana. Un inventario sencillo dejaría un balance bastante parecido a esto:

 

Antes de la epidemia Después de la epidemia
Buena alimentación Destruir la agricultura de calidad
Vida social saludable Restringir la vida social 

Promover relaciones insanas
Estructura  familiar solidaria Destruir la estructura de la familia
Atención Primaria Preventiva Precarizar la Atención Primaria
Sanidad Pública Local Atención Ambulatoria de URGENCIAS
Servicio Universal Gratuito Colapsar el servicio de urgencias

Propiciar el Triaje y la Eutanasia Activa

Promover el Seguro Privado Obligatorio
Bajo nivel de estrés social  Declarar el Estado de Alarma

Imponer el Toque de Queda
Bajo nivel de estrés laboral Precarizar el empleo

Reducir salarios

Recortar pensiones públicas

Lo que más despista a los followers incondicionales del Imperio Puritano de la Triple A, por babor o estribor, es que los que estigmatizan como negacionistas les argumenten un número de muertos dos veces mayor que el que ellos mismos reconocen. ¿Cómo van a ser negacionistas si reconocen el tremendo impacto de la crisis sanitaria? La respuesta es obviamente sencilla: negacionista es aquel que abraza la Ciencia y rechaza la Verdadera Fe Puritana, el que rechaza las Verdades Oficiales de la Nueva Inquisición Mediática.

El número de muertes que ha causado en España la emergencia pandémica de los puritanos es fácil de verificar. Es la diferencia entre las muertes que la Administración no puede evitar registrar y la media de defunciones de los últimos años. Esto es, redondeando: 1039 muertes diarias.

Desde el 1 de enero de 2018, el número de fallecidos que ha contabilizado el Servicio de Vigilancia de la Mortalidad Diaria del Instituto de la Salud Carlos III asciende a 1.218.169.

Son 1045 días transcurridos, por lo que la diferencia (exceso de muertes) son 132.414 defunciones que elevan la tasa de mortalidad en España un 33,5%.

© Belge

La Revolución Puritana (10): Bonnie and Clyde. Asalto al furgón postal


Por su interés, reproducimos la denuncia precisa que Donald Trump hizo en agosto. Pero se equivocaba en un detalle: no han sido 51 millones, sino más de 90 millones las papeletas que han llegado por Correo sin ningún control. Es bastante insólito que los votantes del Partido Demócrata hayan podido emitir un voto por Correo y acudir luego a votar de forma presencial. Y los hechos acontecidos en Michigan y Wisconsin lo corroboran.

Transcripción libre del contenido: “Será una tremenda vergüenza para nuestro país, nunca se sabrá quién ha ganado. Esto es un problema muy grave para una gran democracia (como la nuestra). Es un problema muy serio. La gente va a recibir (51 millones) de papeletas que no habían solicitado. Igual no tenían intención de votar, igual si, pero van a poder hacerlo dos veces. Dirán que está controlado por ordenador, pero lo cierto es que no pueden controlar si alguien vota dos veces. Ellos (demócratas) enviarán los votos por correo a última hora y luego irán a votar. Los estados no tienen capacidad para controlar el fraude y evitar que la gente vote dos veces…Esto será una catástrofe para la Historia de nuestro país. Ni siquiera el Tribunal Supremo podrá evitarlo. El daño que le van a infligir va a durar varias generaciones”.

Evolución del voto en EEUU

 

Año Demócratas Republicanos
1988 41.809.476 48.886.597
1992 43.472.628 37.929.665
1996 47.402.357 39.198.755
2000 50.999.897 50.456.002
2004 62.040.610 59.028.444
2008 69.498.516 59.948.323
2012 65.915.795 60.933.504
2016 65.853.514 62.984.828
2020 (provisional) 81.224.118* 74.220.712*

*Datos provisionales

Teniendo en cuenta que Barack Obama hizo un pleno en 2008, y que Donald Trump ha movilizado a todo su electorado, ¿de dónde salen los votos a un candidato tan gris como Joe Biden?

Mas votos que votantes

fraudeEEUU

La celebración

Los demócratas asustados, que votaron en masa por correo por miedo a contagiarse de Coronavirus, salen a la calle a celebrar (sin bozal) la victoria electoral de Bonnie and Clyde.  Una imagen vale por 1000 palabras.

Virus

Multitud

(c) Belge

P.S  Para entender mejor la esencia de la Revolución Puritana, esta Carta Abierta del nuncio Carlo María Vegano

Radiografía  electoral de EEUU en tiempos de Ronald Reagan

El recuento de votos

La Revolución Puritana (9): La dictadura del urbanita alelao


Vuelve el KKK, el ISIS del XIX. En Cómo cocinar el voto por correo se puede leer la mejor receta del viejo pucherazo. Es un clásico, si, pero si algo está demostrando la rabiosa actualidad es la vigencia del debate planteado. El Voto por Correo es, amén de opaco y profundamente inmoral, el síntoma de una Democracia terminal. En los países donde acudir a votar no es una obligación, es un derecho que se debe ejercer de forma transparente. Si la Democracia es solo eso, un voto cada cuatro años, no se debería consentir que los votos decisivos lleguen por correo.

EEUU tiene una larga tradición de pucherazos electorales, siendo el más sonado el de Florida en el año 2000. Por aquel entonces, al igual que hoy, la maniobra vino precedida por un intento de Impeachment con el que minar la credibilidad moral del Presidente. Lo de menos es de donde salen las sacas de Correos que deciden el resultado en el último minuto o si votan los muertos. La Democracia es un régimen de propaganda. Mandan las televisiones. Cuando la tele no basta para elegir a los actores, son los empleados del Deep State los que llenan las sacas de votos en la trastienda de Correos.

Extinguido el proletario en los Reinos de Jauja, los herederos de Marx y Engels han retocado el concepto para seguir viviendo del cuento. La Dictadura del Urbanita Alelao no es izquierda líquida ni indefinida, es totalitarismo nihilista de masas. A los ecologistas de la Pachamama les horroriza pisar una mierda de vaca y no disimulan bien su asco por los granjeros de la América Profunda. Los nuevos supremacistas enmascarados del XXI sienten repulsa por el Prójimo. Cuanto más lejos, mejor.

La pataleta del Partido Demócrata por el inesperado fracaso de su candidata y la victoria del outsider en 2016 fue tan obscena que ha servido para mostrar al mundo entero cuál es la verdadera agenda política del Deep State. La guerra interna desatada en el seno de la Administración americana desde hace 20 años ha sacado a la luz el creciente imperialismo de EEUU y sus circunstancias. Los atentados del 11-S, del 11-M, del Bataclán, las guerra de Afganistán, de Iraq, de Libia, de Siria,de Ucrania o la falsa pandemia mundial de Coronavirus son los jalones de una Hoja de Ruta que no ha llevado el mundo a ser un lugar mejor.

Tras el pucherazo de Michigan y Wisconsin, lo que atormenta a los analistas no tiene que ver con los virus letales. El pulso por el control de la Globalización y sus dineros lo está ganando China, con paciencia y habilidad, sin tener que disparar un solo tiro. No han gastado un dólar en patrocinar grupos terroristas ni en producir pelis de terror. Si un adolescente quiere comprar un móvil de calidad, a buen precio, se lo pide a China y se lo lleva a casa Ali Express. La pregunta que les quita el sueño es: ¿Qué tipo de tentación militar puede sentir la nueva Administración de Joe Biden? No parece casualidad que el Deep State haya empezado a invertir parte de los QE en “señalar” al gobierno de Pekín como “culpable” de la falsa Pandemia y responsable de la verdadera crisis económica.

La derrota del genial Donald Trump allana el camino a la Revolución Puritana en marcha. Cuando el león ha muerto, los perros se envalentonan. Hasta Twitter ha hecho bueno el dicho al censurar al Presidente americano por denunciar el pucherazo electoral. La dictadura del urbanita alelao y confinado, muerto de miedo, va a permitir implementar la agenda política, económica y religiosa que había soñado el mismo Joseph Goebbels.

© Belge

Nunca formaría parte de un club que me admitiera como socio. Pero toda regla tiene su excepción.