Esta misma semana se ha producido en mi pueblo una nueva demostración de ensañamiento con el ciudadano por parte de esta dictadura del “progretariado” que nos desgobierna con una convicción propia de Adolf Hitler.Por cierto, qué gran expresión la de progretariado, que he descubierto recientemente en Twitter. Para que luego digan que esa red social no sirve para nada.Continúo. Pues bien, resulta que a los de la ferretería en la que suelo comprar les han impuesto una sanción de 600 € por, atención, redoble de tambores… no cobrar cinco céntimos de euro por la bolsa de plástico a uno de los clientes.Al parecer estaba en el local un ejemplar comisario de lo políticamente correcto, que con la diligencia propia de quienes disfrutan haciendo daño gratuitamente a sus congéneres, desveló su identidad, sacó su libreta e impuso la sanción. Con un par.Hay que situarse bien para estudiar este caso. Veamos. Una ferretería es un lugar en el que compras clavos, tornillos, tuercas, ganchos de rieles de cortina, etc… ¡¡¡POR UNIDADES!!! Te envuelven además ese material en un trozo de papel que el ferretero intenta que sea del mínimo tamaño posible.Es decir, si hay un comercio en el que son rácanos y ahorradores con los embalajes del producto que te venden es precisamente la ferretería tradicional. Comparemos, por no salirnos del mismo sector, con Leroy Merlin, Bricoking, etc… En esas grandes superficies tienes que llevarte el lote que hayan decidido poner a la venta: cien unidades, cincuenta unidades,… con cartón y plástico de embalaje en cantidades industriales. Ni color.Pero aún hay más. ¿Por qué extraña decisión política un comerciante no puede libremente regalar una bolsa de cinco céntimos a su cliente y sin embargo se aceptan campañas comerciales del tipo “día sin IVA y similares?Aceptemos pulpo como animal de compañía y supongamos que es vital reducir el uso de bolsas de la compra. Bien, cárguese con una tasa el uso de las bolsas. Ah! Pero…¿esto no se hace ya? El ferretero pagará la tasa cuando compre sus paquetes de bolsas (¿no lo hace ya?) y luego, como la tasa ya está pagada, que le cobre la bolsa a quien le salga del níspero.Los jovencitos progresistas de la generación más y mejor preparada de nuestra historia apenas pisan un comercio tradicional. Mi teoría es que se sienten superiores a la gente normal y no quieren mezclarse. Pescaderías, carnicerías, charcuterías, ferreterías, etc… están prohibidas en sus costumbres de compra. Ahí la gente habla, se saluda, se hacen bromas, etc, … y eso no puede ser.Todo lo compran en el supermercado y en los centros comerciales. Se van cada uno en su coche particular a 30-40 km y llenan el carro con productos en los que los embalajes de cartón, plástico y porexpan pesan y ocupan más que el producto en sí. Y no hablan con nadie. Ponen los artículos en la cinta, el cajero pasa el lector, le entregan la tarjeta de pago et voilá. No hace falta ni dar los buenos días. La siguiente revolución creo que les hace ya salibar. Consiste en que cada producto lleva un chip y al pasar el carro por un arco te calcula la cuenta, después, se acepta el cargo con el móvil y listo. Cero contacto humano no deseado. El Paraíso en La Tierra.Pero han descubierto el chivo expiatorio, la bolsa de plástico. No sueltan la presa, porque les permite tranquilizar su conciencia. Es algo parecido a su militancia en las ONG. Guerra a la bolsa de plástico, que ahí está nuestro futuro de descontaminación del planeta azul.Y al pobre ferretero, cuyo negocio es el medio de vida de él, su mujer, sus dos hijas y yernos sus nietos, a los que esos 600€ de sanción le van a obligar a apretarse el cinturón a final de mes, a ese que le vayan dando, por fascista. A quién se le ocurre tener un negocio, hombre, sólo un fascista podía ser.Todo sea por esas fotos tan bucólicas de pingüinos nadando en aguas libres de esas bolsas de plástico que utilizan los fascistas. El embalaje de la mortadela en cambio está justificado para evitar que se tengan que mezclar progres puros y ecológicamente avanzados con mala gente, vieja e ignorante, que rechaza la ecología, habla con el pescatero y compra los clavos y tornillos por unidades y envueltos en un trozo de papel de estraza. Y además van andando. Qué ordinariez. Cuanto antes se acabe con ellos tanto mejor.Saludos