Despoblación y Conurbación. Esos dos conceptos explican la deriva política y económica de la nación española. Despoblación de la España Interior, que se inicia durante los años 50 y 60, y Conurbación del Litoral Mediterráneo que se acelera a finales de los años 80, hasta configurar el extraño mapa actual. Una población media de más de 20 millones de residentes se concentra en las costas, hasta rozar los 1.000 ha/km2. El negocio del Ocio subvencionado representa un porcentaje elevado del PIB nacional. Las cifras varían, dependiendo de la importancia estimada de la economía sumergida. Por definición, es difícil o imposible conocer qué dinero facturan las distintas mafias internacionales que operan en esas regiones ni a cuantas personas dan trabajo. Un estudio del BBVA cifraba en 5 millones las personas que trabajan en todos esos municipios costeros en España.Un enfoque interesante, para un estudio de cierta entidad, sería analizar cuánto nos cuestan la “despoblación” y la “conurbación”, teniendo en cuenta que son fenómenos recientes e inducidos. Tal vez sea pronto, aún, para medir las consecuencias de esta evolución demográfica, o tal vez sea tarde, ya. En el último periodo de 30 años, la mayoría de la población española ha pasado de vivir en un entorno medio de 3.000 habitantes, a otro de más de 6.000. Desde un punto de vista empírico, el coste de manutención básico per cápita se triplica al emigrar de un entorno habitual protegido a una aglomeración. Inciden el alquiler o amortización de la vivienda y otros factores, como una mayor propensión al gasto y una menor optimización del tiempo disponible. Aunque este último concepto tenga más que ver con la psicología adaptativa que con la economía aplicada, la intuición nos indica que un consumidor en movimiento, fuera de su entorno, gasta más que si está en reposo en su propio medio. Si aceptamos la premisa y definimos como regla esa relación empírica, tenemos que un consumidor en movimiento fuera de su entorno tiende a gastar tres veces más que un consumidor en reposo, hasta que consigue recuperar un equilibrio con su entorno vital y optimizar su tiempo disponible. De esta regla, derivan tres corolarios lógicos:
- Si vives como un turista, gastas como un turista
- Si vives como un turista, piensas como un turista
- Si vives como un turista, votas como un turista
Con esta sencilla regla, y sus corolarios fundamentales, podemos estimar con relativa facilidad el coste inducido de la conurbación turística de todo el litoral mediterráneo. Con un volumen demográfico de 20 millones de individuos y 4 millones de trabajadores específicos empleados principalmente en el Sector de Servicios, el incremento del coste de la población pasiva supera con creces el beneficio de la población activa. Ese balance negativo, devenido crónico, se traduce en un déficit estructural notable.
El estudio de la evolución de las principales magnitudes macroeconómicas desde la entrada de España en la Unión Monetaria revela que dicho déficit estructural ronda los 15 puntos porcentuales sobre el PIB nacional. Simplificando el trazo, es una cantidad comprendida en un rango de 150 a 200.000 millones de euros anuales. Al no existir ya mecanismo de ajuste automático vía devaluación de la moneda, lo que está ocurriendo es que el déficit estructural provocado por la conurbación del litoral mediterráneo cristaliza como Deuda Global.
Impuestos progresivos o impuestos eficientes